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Un lance del partido entre La Solana y La Roda                                                                                                          Foto: GACETA

           Aurelio Maroto

            La Solana se quedó a medio camino en su propósito solidificar la victoria en Quintanar del Rey. No fue capaz de superar al tercer gallito consecutivo que rendía visita a La Moheda, La Roda, que navegó bien en la dificultad y se sobrepuso a la expulsión de Félix en la primera parte. Faltó más creación, aprovechar mejor los espacios abriendo el campo, y sobró miedo a perder porque los rodenses pelearon bien pero se mostraron como un adversario con menos argumentos que Toledo o Villarrobledo, los dos últimos huéspedes. En cualquier caso, el empate supone un punto más y conviene valorarlo.

            Carlos Gómez planteó un partido valiente sobre el papel, con mucha pólvora arriba. Fuentes, Mazzocchi, David Sevilla, el mismo Lander… Sin embargo, faltaba sostener el balón en la zona ancha para escalonar mejor el juego. Con Almarcha tirado a banda, sólo Pirri operaba como medio centro puro. Ahí encontraba comodidad y cierta superioridad La Roda, con Pablo García a los mandos y el inquieto Álvaro Collado peleándose con toda la defensa amarilla.

            Tras unos primeros minutos algo más alocados el partido se templó. La destrucción pudo con la creación. Era un encuentro intenso pero feo, sin apenas triangulaciones ni ocasiones claras. El único que agitaba el estanque era Miguel Fuentes, que sacaba petróleo en cada balón que peleaba. Tiene a La Moheda en el bolsillo y es por algo. Mazzocchi, más gris, también lo intentaba pero no anduvo fino en los controles. Atrás, Saavedra se erigió en el nuevo estandarte junto a Sancho, muy serios en el corte.

            La expulsión de Félix a los 28 minutos tras un placaje monstruoso que no ofrecía dudas, generó dudas en los visitantes y espolearon a los locales, atizados por su afición. Fuentes pudo marcar acto seguido en la mejor ocasión local y del partido en el primer tiempo, pero Miguel sacó una gran manopla para evitarlo.

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El preparador físico, Enrique Sevilla, da instrucciones al inicio de la segunda parte                                 Foto: GACETA   

         En la reanudación se esperaba que La Solana fabricase más cosas y aprovechara la superioridad numérica. No sucedió. La Roda aguantó bien y se estiró de vez en cuando. Se mascaban los nervios en La Moheda y abundaban los errores en las entregas, provocando demasiadas segundas jugadas peligrosas que terminaban en faltas laterales o saques de esquina. A falta de comprender mejor dónde debía ir el balón en el juego corto, la oxigenación amarilla llegaba con los envíos largos a los de arriba, que también era donde más sufrían los rodenses.

            Llegaron los cambios y Carlos Gómez metió más madera aún. Salió Javi Fernández por Lander, amonestado, y más tarde Raúl por Almarcha. Toda una declaración de intenciones. Pero el delantero tomellosero, frío como el hielo, no se adaptó al vértigo que exigía el momento. Raúl participó algo más y generó una peligrosa falta. Poca cosa ante un adversario que siempre mantuvo a la grada en vilo. Cada balón al área era un suplicio.

            El pitido final dejó sensaciones ambivalentes. “Hemos ganado un punto o hemos perdido dos, según se mire”, acertaba a decir Carlos Gómez en la rueda de prensa. Admite que a su equipo le faltó fluidez y le sobró espesura, aunque insistía en el valor del punto conseguido y en la capacidad competitiva de su equipo. “Creo que competimos bien, que siempre estamos cerca de puntuar y estoy seguro que si seguimos así seguiremos sacando puntos”. Mirando la clasificación y los resultados de la jornada, no queda otra.

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