
Antonio Salcedo durante su pregón Foto: GACETA
Aurelio Maroto
“El pasado no existe; el futuro no existe; sólo existe el presente”. Antonio Salcedo Posadas insistió en este mensaje durante el pregón de feria. El prestigioso pediatra solanero, acostumbrado a pronunciar conferencias y a enfrentarse a sesudos auditorios, tuvo que lidiar con escenario muy distinto, como él mismo reconocía. “Suelo hablar sin papeles, pero esta vez he querido leerlo porque no quiero dejarme cosas” –reconocía a este medio-.
Y es que pregonar la feria de tu pueblo es otra cosa. Los sentimientos se agolpan, los recuerdos también, y por supuesto la responsabilidad de ser el foco ante aquellos que te vieron nacer y crecer, y ante otros muchos que desean saber quién eres por dentro.


El pregonero, testigo de la izada de bandera y en la inauguración Fotos: GACETA
El teatro ‘Tomás Barrera Saavedra’ albergaba su duodécimo pregón de feria consecutivo, aunque el cuadragésimo noveno desde el primero, celebrado en el año 1966, hace justo medio siglo. Bien lo recordaba el presentador y Cronista de la Villa, Paulino Sánchez.
Pero el acto arrancó con la entrega del premio del Certamen Nacional de Poesía, un clásico de la feria que alcanzaba su 48º edición. El jurado eligió el poema titulado ‘La luz de tus abismos’, presentado bajo el lema ‘Catalina de Erauso’, obra de Antonio Gutiérrez González de Mendoza, viejo conocido por estos lares. “Son sonetos que hablan de amor y de ausencia, la física y la no física” –dijo el poeta extremeño-.
Después llegó el momento del pregón. Paulino Sánchez hizo un poco de historia y trazó el perfil profesional de Antonio Salcedo, tan amplio como brillante, en especial su trayectoria en la lucha contra la fibrosis quística en niños, donde se le considera una auténtica eminencia. En el plano más personal, el pregonero nació en un inmueble emblemático de La Solana, la casa donde vivió la tía de Federico Romero, y durante temporadas el mismísimo autor de ‘La rosa del azafrán’.
Antonio Salcedo admitió que se planteó decir ‘no’ cuando el alcalde lo llamó para invitarle a dar el pregón. “Pero algo en mi interior ya me decía que no podía negarme”. Aceptado el reto, construyó un pregón con tres partes bien definidas, como él mismo explicó. Comenzó con sus recuerdos de la feria en su niñez y adolescencia, desde aquellas casetas de turrón, tan primarias, hasta las atracciones del pajero del parque y la tómbola de subida, pasando por los tirapichones o la fuente central.
Después se introdujo en su labor como pediatra y no pudo evitar ofrecer una suerte de consejos médicos, tan manidos como útiles. Habló de los grandes perjuicios del tabaco y de los grandes beneficios de la lactancia materna. Pero, sobre todo, insistió en el trabajo en equipo, que aprendió a practicar desde su experiencia formativa en Toronto (Canadá).
Por último, echó mano de casos concretos para exponer la importancia de la labor médica. Ahí entraba Héctor, un niño con fibrosis quística que, gracias a un nuevo fármaco y una mutación genética concreta, se está curando. “He ahí un buen ejemplo de por qué sólo existe el presente; no olvidéis sufrir lo estrictamente necesario”.
Cerró el turno de intervenciones el alcalde, Luis Díaz-Cacho. Elogió la personalidad profesional y humana del pregonero, al que calificó como persona “solidaria y entregada a los demás”. Después habló de este primer año de legislatura, donde destacó el desbloqueo del parque empresarial, el nuevo autobús urbano o la gasificación subterránea de la ciudad. “Hemos sembrado para recoger en los próximos tiempos”.
También felicitó al IES Modesto Navarro y a la Cooperativa Santa Catalina, que celebran sus bodas de oro. Y terminó pidiendo un recuerdo para todos aquellos solaneros que nos han dejado. El mismo regidor lucía corbata negra. Había enterrado a su madre sólo dos días antes.
El acto finalizó con música. Un cuarteto de saxofones interpretó varias piezas conocidas como colofón a la velada.