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Las viviendas con apoyo son recursos de alojamiento, que ofrece a la persona con discapacidad intelectual la oportunidad de vivir en una casa normalizada, integrada en la comunidad, con un grupo reducido de personas, con el apoyo continuado de profesionales preparados para atender las necesidades específicas de sus habitantes, y de contribuir al desarrollo de sus habilidades para la vida diaria.

El estilo de vida de este tipo de recurso de alojamiento fomenta la convivencia en pequeños grupos, la participación y la toma de decisiones en lo referente a la vida cotidiana.

Llamamos Vivienda autónoma a aquella similar a la anterior, pero en la que sus miembros han adquirido una mayor capacidad para gestionar su vida diaria, por lo que no reciben una atención continuada, pero sí apoyos de escasa intensidad para potenciar la autonomía de las personas que la habitan.

 

¿Qué se hace en las Viviendas con Apoyo?

Las actividades que se realizan en cualquier hogar, con el apoyo de profesionales, que enseñan a los/as usuarios/as a realizar estas tareas por sí mismos y en coordinación con sus compañeros.

En una vivienda con apoyo, las personas con discapacidad se ocupan de su higiene diaria, de mantener limpia y ordenada la casa, participan en la compra y cocinan… Además, se desarrollan actividades de ocio dentro y fuera de la casa.

Muchas de estas actividades se hacen en grupo, por lo que es importante aprender a convivir, tener una buena relación con los compañeros y llegar a tener cordialidad y buena amistad entre todos, tan importante para su propia felicidad y autoestima, por lo que se atiende al desarrollo de habilidades psicosociales.

Las personas con discapacidad que residen en estas viviendas también reciben apoyo para administrar su propio dinero, hacer compras personales, realizar gestiones, ir al médico, etc.

 

 

Requisitos

-         Ser mayor de 18 años y cumplir los requisitos de edad estipulados para cada tipo de vivienda.

-         Presentar discapacidad intelectual que les permita la realización de las actividades de la vida diaria, precisando únicamente un nivel de apoyo externo intermitente para la utilización de los recursos de la comunidad (trasporte, compras, etc.) o para la toma de decisiones en cuanto a la organización de la vivienda.

-         Imposibilidad de seguir residiendo en su domicilio habitual por razones familiares o de fomento de su competencia personal y social.

-         Tener reconocido oficialmente el grado de minusvalía como consecuencia de la discapacidad intelectual y haber recibido la orientación del Equipo Técnico de Valoración.

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