
Juli salta a cabecear un córner durante el partido ante el Daimiel Foto: GACETA
Aurelio Maroto
La Solana: Aless, Dani, Manuel, Juli, ancho, Josema, Josué, Mini, Edu Corrales, Raúl y Edu Jiménez. En la segunda parte salieron Capelo, Diego Sevilla, Fran y José María.
Daimiel Racing: Cees, Domin, Carlos, Miguel, Rubio, Juanen, Chule, Raúl Sevilla, Ramón, Jaime y Cala. También jugaron Valentín, Chele y Luis Campos.
Árbitro: Yébenes Canuto. Amonestó a los locales Juli, Raúl y Mini, y a los visitantes Luis Campos y Miguel.
Goles: 1-0 m.15 Raúl
2-0 m.56 Mini
2-1 m.65 Ramón
3-1 m.73 Edu Corrales
4-1 m.87 Josema
Incidencias: Tarde soleada y agradable en La Moheda. Unos 300 espectadores.
Comentario:
Volvieron para esto. Josema y Mini, dos hijos pródigos, se pusieron a los mandos y condujeron con solvencia la nave amarilla, que venía sesteando peligrosamente. El 4-1 recetado al Daimiel Racing en vísperas del Ofrecimiento a la Patrona, fue la mejor ofrenda posible a una afición necesitada de estímulos. Y llegó en el momento justo para atemperar los ánimos, que amenazaban con cortarse a cuchillo. Tres puntos de oro que ayudan a colorear un poco la palidez del CF La Solana en la clasificación.
Luismi huyó de experimentos. Defensa de cuatro con dos laterales claros, aunque Manuel mucho más largo que Dani. Esta vez, el sacrificado en la rotación de centrales fue Diego Sevilla, en favor de Sancho. Juli es intocable para el técnico salmantino en el eje central. Volvió Josué a la titularidad para armar el juego en compañía de Josema, con Raúl un paso por delante en la creación. Por banda diestra Mini, ya con tono físico para desbordar, y Edu Corrales escorado al lado zurdo. En medio, Edu Jiménez, que trabajó mucho pero sigue con el olfato obstruido. Necesita un gol como el comer para soltarse. O eso suponemos.
Propuesta clásica ante un rival que saltó a La Moheda con mucha pólvora de medio campo para arriba, al menos nominalmente. Capa quería el balón y metió a sus jugones, con Jaime liderando el reparto. Raúl Sevilla comenzó tirado a la cal izquierda, a pierna natural, pero acabó el primer tiempo en el otro costado. Mientras, Chule se esforzaba por ayudar en tres cuartos y dejar la pelea con los centrales a Ramón.
Este Daimiel tiene argumentos para dominar la ronda de pases. Le sobra técnica, pero le falta alma. Es un equipo frío que lo basa todo en el toque. En La Moheda fue así y le dio para el primer tiempo, aunque sin demasiada profundidad y con problemas en las espaldas. A La Solana le costó controlar el juego, aunque encontró soluciones gracias a Raúl, que exhibió su mejor versión, con y sin balón. Firmó el 1-0 tras una jugada excelsa que arrancó Josué, siguió Corrales y continuó Manuel.
El Daimiel no reaccionó. Siguió trotando y haciendo cada vez más fácil la vida a los creativos locales. Josema comenzaba a mandar y Jaime a sufrir. Tal vez era el anuncio de lo que vendría en la reanudación. Y lo que es el fútbol, las inoportunas lesiones de Josué (esguince) y Raúl (pinchazo) al filo del descanso acabaron siendo desgracia con fortuna.
Sin Almarcha apto por problemas físicos, Luismi decidió colocar a Diego Sevilla por delante de los centrales y ordenó a Josema hacer de Raúl. El equipo creció aún más al son del canterano, inmenso cuando manejaba y cuando tenía que porfiar en el robo. A esa lección de juego se unió su amigo Mini, que por fin desenfundó el puñal que blande cuando corre la banda. En plena ofensiva local, Mini anduvo atento a un mejorable rechace al centro de Cees tras disparo de Edu Jiménez. Era el 2-0 y todo parecía hecho.
Hasta que un nuevo despiste, uno más, trajo el gol de Ramón, calcado al 1-1 del Valdepeñas en el descuento hace quince días. Menos mal que volvió a aparecer Mini, que fabricó un claro penalti para que Edu Corrales elevara el tercero al electrónico. Pero empeñados en hacer sufrir, acto seguido llegó otro penalti en área propia. Pero Ramón se encontró con un fantástico Aless, que abortó un nuevo episodio de sufrimiento. Y a tres de la conclusión, el fútbol fue justo con Josema, que marcó el cuarto con un gesto técnico maravilloso delante de Cess.
Fue el epílogo perfecto a un guión con final feliz, no exento de drama. Luismi se notaba más relajado en la sala de prensa y aseguraba que ganó quien puso más corazón. Un corazón que por fin despertó a La Moheda. La afición volvió a rugir. Pocos lugares para disfrutar más del fútbol cuando hay comunión con la grada y vistes de amarillo.