Momento de la representación de La Última Cena      Foto: GACETA

            Aurelio Maroto

El intenso frío reinante no fue obstáculo para celebrar el anunciado Vía Crucis viviente. El centro histórico de La Solana albergó una completa y original recreación de la Pasión y Muerte de Cristo, aunque al final fue imposible utilizar los espacios al aire libre, por razones obvias. Pero, afortunadamente, hay suficientes escenarios cerrados en el casco viejo de la ciudad que permitieron lucir la escenificación. Durante varias horas, el tránsito de grupos organizados fue constante visitando cada una de las estaciones. “Gracias al Ayuntamiento y a las parroquias hemos dispuesto de espacios cerrados” –declaró a Radio Horizonte José Ramón García, uno de los organizadores-.

Escenificando El Huerto de los Olivos en el colegio San Luís Gonzaga    Foto: GACETA

El Vía Crucis constaba de once escenas con distintos momentos de la Pasión, acompañadas de un audio y una pequeña meditación sobre la escena. “La gente recorre y contempla. No es un teatro de calle, sino un vía crucis oracional” –recordaba-.

            El grupo Teatro Solidario de la vecina localidad de Valdepeñas acudió con unas cincuenta personas para montar las escenas, a las que se unieron jóvenes de las parroquias solaneras, más otros voluntarios que acompañaban a los distintos grupos que iban haciendo recorrido, con un intervalo de 15 minutos.

El pasaje de La Piedad 

            José Ramón García recordó que han estado un par de semanas viendo itinerarios, buscando lugares para preparar las estaciones y convocando a los jóvenes. Pero la respuesta ha sido muy buena, “los jóvenes se han mostrado muy dispuestos y el resto de gente también. Habíamos previsto grupos de cuarenta personas pero han salido algunos con más de cincuenta”.

            La implicación de las hermandades solaneras también fue clave. Cada una se encargó de un grupo, ya que junto a la escena y el audio grabado se introducido una oración conclusiva que leyó un representante de cada cofradía.