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La Solana-Motilla

Chule y Raúl presionan a un jugador del Motilla durante el partido                                                                                                                            Foto: GACETA

           Aurelio Maroto

La Solana: Espadas, Juli, Juanma, Sancho, Capelo, Michel, Pitu, Raúl, Chule, Almarcha y Jesús Bueno. En la segunda parte salieron Jose López, Xavi, Sergio Talavera y Manuel.

Motilla: Juanan, Fran, Jechu, Cristófer, Talaya, Gabi, Sergio, Jony, Peli y Diego. En la reanudación jugaron Uru, Álex y Tito.

Árbitro: Nieto Aguado. Amonestó a los locales Jose López y Pitu, y a los visitantes Cristófer, Gabi, Sergio y Diego. Expulsó al portero suplente

Goles: 1-0 m.15 Chule cabecea una gran asistencia de Pitu.

            2-0 m. 67 Sancho, también de cabeza, a la salida de una falta.

Incidencias: Tarde soleada en La Moheda. Unos 350 espectadores.

Comentario: Si ganar es la consigna, La Solana hizo sus deberes. Si jugar bien fuera la consigna, La Solana no los hizo. El 2-0 ante el Motilla, que en poco se parece al del año pasado, fue la mejor noticia. Esa, y los tropiezos de At. Tomelloso y Carrión, que se dejaron pelos en las gateras de Alpera y Balazote, colocando a los amarillos a rebufo de la cabeza.

Tras un comienzo prometedor de partido, con un juego de ataque ágil y acumulación de ocasiones de gol, incluido el tanto de Chule tras un robo de Pitu marca de la casa, los amarillos se fueron diluyendo sin saber muy bien por qué, recetando un partido pobre de fútbol, nulo de chispa y con el riesgo añadido de un resultado corto. Hasta que llegó el gol de Sancho a mitad del segundo tiempo para ahuyentar fantasmas.

La puesta en escena fue más que correcta. La Solana apretó bien en tres cuartos, con Pitu como estilete, Capelo a pierna cambiada por el costado zurdo y Chule tirado a la otra banda. El trabajo de Almarcha a la espalda de Raúl, y los destellos de éste en la zona de enganche completaban un escenario ideal ante un Motilla timorato y sin recursos aparentes. Las oportunidades se sucedieron, pero sólo entró una. De repente, los locales frenaron su ímpetu y la defensa amarilla se dedicó a hacerlo, no mal, sino peor. Peses en corto peligrosos, regates innecesarios, entregas francas al contrario… Un rosario de despropósitos que no convirtieron al cazador en presa porque el leopardo de enfrente resultó ser un lindo gatito. La primera parte terminó con ese exiguo 1-0 y la sensación de que el Motilla había escapado vivo.

Como si de llegar al final con ese 1-0 se tratara, La Solana no mejoró en la reanudación. El centro del campo se dispersó, el equipo no iba a la presión y el rival se encontró con el balón sin quererlo. Por momentos, los amarillos corrían detrás del esférico ante un Motilla que se crecía. Menos mal que los conquenses carecían de pólvora arriba y su dominio apenas se tradujo en peligro serio ante Espadas. El runrún en la grada crecía hasta Sancho lo arregló con un certero cabezazo a una falta botada por Capelo. La jugada, por cierto, retrató la blandura de la defensa visitante. Ahí murió el partido.

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