
La Solana pasó por encima del líder ante un gran ambiente de público Foto: GACETA
Aurelio Maroto
La Solana: Seve, Diego Sevilla, Sancho, Juli, Michel, Jesús Bueno, Almarcha, Capelo, Raúl, Chule y Tore. En la segunda parte salieron Sergio Talavera, Jose López, Juanma y Manuel.
At. Tomelloso: Buyo, Javi Vela, Joaquín, Morales, Gallego, Loren, Sousa, Agustín, Naranjo, Borja y Javi Fernández. En la reanudación salieron Roberto,
Árbitro: Castellanos Morales. Supo llevar un partido con mucho peso ambiental. Amonestó a los locales Sancho, Jesús Bueno, Almarcha, Raúl, Tore y Pitu, y a los visitantes Javi Vela, Borja, Loren, Sousa y Javi Fernández.
Goles: 1-0 m.16 Juli
2-0 m.21 Tore
3-0 m.53 Pitu
4-0 m.58 Capelo
4-1 m.72 Naranjo
5-1 m.90 Pitu
Incidencias: Ambientazo en La Moheda con cerca de 1.200 espectadores. Hierba natural perfecta. Minuto de silencio por los atentados de París.

La Moheda se llenó como hacía tiempo no sucedía Foto: GACETA
Comentario: La Solana subió al séptimo cielo con la misma velocidad que el At. Tomelloso bajó a los infiernos. Bastaron noventa minutos para escenificar el guión perfecto de los amarillos, una tarde inolvidable donde la tropa de Ángel Izquierdo se doctoró regalando a su excelsa afición el dulce más delicado. Y esta, tan numerosa como entregada a la causa, se rompió la garganta jaleando y las manos aplaudiendo. Lo más curioso es que este desenlace nos es familiar…
Decir que no es normal lo que pasó ayer en La Moheda suena a frase hecha. En fútbol, lo normal es ganar, y ganar bien, cuando pones dos marchas más que el otro en la batalla física, tienes algunos artistas para poner el azúcar glacé y, por supuesto, conviertes en oro todo lo que tocas en ataque. No hubo mucho más que eso. Fue el león contra el ñu en la estepa verde de La Moheda. Un depredador implacable que se comió a un At. Tomelloso taciturno, que salió con demasiado respeto, casi con miedo hacia su rival.
Ángel Izquierdo no quemó todas sus naves de inicio. Dejó a gente como Pitu o Sergio Talavera en el banquillo porque preveía, y quería, un partido largo. Por eso sorprendió dando entrada a Tore. Enfrente, Carlos Julián metió madera arriba con Naranjo, infiltrado para llegar fino a este partido, y Javi Fernández. Una buena penetración suya a los 13 minutos, con un disparo seco a la derecha de Seve, fue la única vez que los visitantes enseñaron los dientes.
Pero la refriega se iba a dirimir en el centro del campo. La triple escalera amarilla en la zona ancha con Jesús Bueno, Almarcha y el juvenil Raúl fue una apisonadora a base de juntarse mucho, de leer las ayudas y de llegar medio segundo antes a los balones divididos. Agustín, el gran pulmón auriverde, se vio completamente solo, muy lejos de Loren o de Gallego.
Era cuestión de comenzar a morder la presa, y el primero fue Juli, un buldozer en plena forma que voleó de manera espectacular un despeje corto de Buyo. Era el minuto 16. Sólo cinco después llegó un claro arquetipo de la superioridad física que decíamos en la zona de creación. Almarcha roba en la media luna, prolonga a Capelo en carrera para plantarse sólo ante Buyo, que salva de primera, pero Tore, que seguía la jugada, remacha el segundo. En plena avalancha local, Chule pudo hacer el tercero a los 26 minutos en otro mano a mano con el desamparado Buyo.
La primera parte acabó con una sensación de clara superioridad solanera. Pero la tarde aún se pintaría de más amarillo. La segunda mitad arrancó bajo el mismo patrón. El león no estaba saciado, qué va. Ángel Izquierdo sacó a Pitu en lugar de Tore, amonestado, en busca de más empuje físico y, por supuesto, de más gol. Un inoportuno resbalón de Buyo terminó en el tercero, obra de Pitu. Y sólo cuatro minutos después, un insaciable Almarcha, dueño absoluto de la medular toda la tarde, sirvió a Capelo el cuarto.
La Moheda se venía abajo mientras el At. Tomelloso y los aficionados que viajaron imploraban el final de la tortura. Es posible que el inquisidor escuchara las plegarias de clemencia porque bajó un punto el pie del acelerador y dejó hacer a su víctima. Llegaron minutos más insulsos, hasta que Seve quiso poner algo de pimienta regalando el 4-1 a Naranjo. Era el minuto 72 y los visitantes apretaron tímidamente. De hecho, a punto estuvo de llegar el 4-2 acto seguido. Pero se trataba del canto de cisne de quien desea morir con orgullo. Comoquiera que no hay quinto malo, Pitu hurgó definitivamente en la herida a punto de sonar la campana. La manita estaba ahí.