
Uno de los momentos álgidos de La Calesera por Musiarte Producciones Foto: GACETA
Aurelio Maroto
La calesera regresó a la Semana de la Zarzuela de la mano de Musiarte. Una escenificación siempre exigente para una obra que, si se hace bien, luce con enorme brillo, y más en un escenario tan agradecido como el del auditorio “Tomás Barrera”. El coliseo solanero acogió este sábado, en sesión doble, la nueva producción del elenco dirigido por la incombustible María Dolores Travesedo, con casi llenos tarde y noche.
Bajo la dirección musical de Luis Sánchez Romanos, sonó la admirable partitura del maestro Alonso. En escena, la compañía apostó por un grupo de voces principales aún jóvenes pero suficientemente consagradas. Buen trabajo de la soprano (con aroma a mezzo) Chantal Garsán en el rol principal de Maravillas, al igual que la soprano Rebeca Cediel como Marquesa de Alba. Arturo Pastor gustó mucho encarnando al intrépido liberal Rafael Sanabria. El barítono alicantino se fajó. Alicia Montesquiu y Nacho Muñoz, prometidos en la obra, cumplieron como actores genéricos haciendo de Pirulí y Gangarilla, al igual que otros “clásicos” de la escena como Luis Bellido (Pedro García) o Emilio Carretero (Calatrava). El tenor Alessandro Bassi interpretó a Luis Candelas.
La calesera tiene varios momentos álgidos, capaces de enardecer al público. El intermedio, el pasacalle de Los Chisperos, la romanza de Rafael Sanabria o, por supuesto, el Himno a la Libertad. Aún recordamos a la gran Josefina Meneses y al gran Mario Ferrer emocionar al desaparecido Teatro Cervantes capitaneando el célebre momento coral. Acertado juego de luces en la escenificación del sábado, atenuando la luz en la parte final del cuadro mientras el cañón iluminaba la bandera al grito descarnado de ¡libertad!