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La Solana-Al Basit jugadaCopia de IMG 20150913 183758

La Solana jugó sin ritmo ni pegada. A la derecha, la afición durante el partido, que acabó silbando al equipo.                                                      Fotos: GACETA

       Aurelio Maroto

La Solana: Seve, Juli, Michel, Sancho, Pitu, Jesús Bueno, Xavi, Raúl, Sergio Talavera, Almarcha y Manuel. En la segunda parte salieron Juanma, Diego Sevilla, Capelo y Jose López.

Al Basit: Perdiz, Romero, Juanan, Víctor, Sergio, Parra, Sito, Ayala, Ivi, Fabián y Jiménez. También jugaron Moya, Curro, Álex, Mario y Aarón.

Árbitro: Grande Sacedón.

Goles: 1-0 m.13 Pitu, a pase de Raúl.

1-1           m.89 Moya, de cabeza.

Incidencias: Unos 400 espectadores en La Moheda. Césped natural en buenas condiciones.

Comentario: La Moheda no ha tardado mucho en dictar sentencia. Despidió a los suyos con pitos después de verle deambular durante noventa minutos de tedio “¡Qué rollo de partido!” decían los más benévolos. Otros, más exigentes, señalaban las deficiencias, muchas, de un equipo sin alma, al menos ayer. El 1-1 frente al novato Al-Basit, un grupo de muchachos entusiastas y peleones, sin más, fue el resultado de un partido sin ritmo, sin chispa. Sin fútbol, en suma. Un guión que castigaba, y castigó, al propietario del terreno, en las antípodas del que quiere aspirar a algo importante.

            Para empezar, Ángel Izquierdo dejó en el banquillo al central Diego Sevilla. Decisión técnica que no explicó, pero que olía a castigo por su negativa a viajar el sábado anterior a Tobarra y atender un compromiso social. Pero la presencia de Juli junto a Sancho no tendría por qué resentir el eje. El resto del equipo era tipo, excepto la ausencia de Chule por lesión, al que todos acabaron echando de menos. Raúl reapareció para jugar tirado a banda, con Sergio Talavera por la otra y el tridente habitual en el escalón del medio: Michel, Jesús Bueno y Almarcha. Músculo, experiencia, toque y llegada en tres cuartos rematada con Pitu como delantero centro puro. Un sistema clásico y con futbolistas de suficiente enjundia. Tal vez donde más podía flaquear el equipo era en los laterales, aunque Manuel demostró destellos con su prodigiosa zancada.

            Sin embargo, el problema no era la colocación de las piezas en el tablero, sino su activación sobre la alfombra verde de La Moheda. La Solana fue un equipo vulgar, incapaz de de presionar las tímidas salidas del rival, de achicar espacios, de meter velocidad en las transiciones, de acudir a las ayudas… Normas básicas que no se cumplían y exasperaban al técnico. Y no digamos a la afición. Con todo, hubo ocasiones, generalmente producto de rebotes o balones enredados cerca del área. Era inevitable la grada evocara nombres Naranjo, o como Mini, más añorados cuanto más mojada está la pólvora. Tal vez sea injusto, pero es así.

            Pitu se fajó arriba, como siempre lo hace, aunque sólo tuvo puntería en un gran balón que le puso Raúl. Ruptura de libro que aprovechó para hacer el 1-0. Era el minuto 13 y se esperaba que el gol espoleara al equipo y le hiciera soltarse. Qué va. La Solana siguió clavada sobre la hierba. Físicamente rota. Mentalmente ausente. Entre tanto, el Al Basit se atrevía de vez en cuando y cogía con facilidad la espalda a la defensa amarilla y asomaba a la portería de un Seve más nervioso de lo habitual, sobre todo con los pies.

            El descanso no sirvió para arreglar nada. Ángel Izquierdo seguía removiéndose en la banda mientras veía cómo el partido se enquistaba en un tedio espantoso. El aburrimiento era total. Y en estas, Seve salvó milagrosamente un agujero en la banda de Manuel, el mismo chaval que minutos después se marcó la internada del partido, con dos gestos técnicos magníficos en carrera que acabaron en un centro raso que no encontró premio.

            En ese tuya-mía insulso, Almarcha tuvo el segundo en un difícil remate y Seve volvió a salvar a los amarillos en un mano a mano con Álex. La ruleta rusa acabó con un gol de chiste en las postrimerías. Saque de falta desde el centro del campo y cabezazo a placer de Moya desde el área grande. Y lo peor es que los dos jugadores que saltaron junto a él también eran blanquinegros. La jugada resume por sí sola el estrépito amarillo.

“Si no corremos es imposible ganar”

            Al término del encuentro, Ángel Izquierdo admitía lo evidente. “No hemos estado bien, ha sido el peor partido de los tres”. Sin tapujos, admitió que el equipo estuvo “muy desorganizado” y no presionó “no sé si por cansancio físico”. “Si no vamos a la presión y no corremos es imposible ganar partidos”. Lo que no tiene aún identificado el entrenador es si ese cansancio obedece a un tema físico o mental, o quizás ambas cosas. Asunto difícil de entender a estas alturas de liga y con una plantilla que sobrepasa los 26 años de media de edad, o sea, cuajada y experimentada a más no poder.

            En cuanto a los pitos de la afición al término del encuentro, Izquierdo también se mostró comprensivo. “La gente tiene su razón y es normal que se enfade porque quiere que el equipo corra, luche y juegue un poco más al fútbol”.

            Para empezar, es fundamental cambiar la mentalidad de un equipo que mantiene el esqueleto de años anteriores. “Esta semana hablaremos e intentaremos saber qué pasa”. Preguntado por posibles movimientos en la plantilla no hay una rápida reacción, el entrenador amarillo reconoce que “habrá que valorarlo; si no funcionamos y hay que mirar otras opciones de jugadores, habrá que hacerlo”. Por cierto, confirmó que el club negoció la semana pasada con el portero solanero Manolo, que estaba sin equipo, aunque no hubo acuerdo económico.

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