Paulino Sánchez
El espectáculo de recortadores, que no certamen, llevó a poco público al graderío de la plaza de toros, empezando con retraso sobre el horario anunciado y concluyendo probablemente antes de lo que debía, lo que provocó que algunos de los espectadores asistentes protestaran. Incluso uno de los toros se negó a salir a la plaza, lo que recortó más el festejo.
A la hora anunciada eran pocos los espectadores que habían acudido al coso de la calle Alhambra. El aspecto que ofrecía el cemento de la plaza era prácticamente desolador, incluso los escasos aficionados que habían acudido se temían que el espectáculo se suspendiera debido a la escasa concurrencia.
Con casi un cuarto de hora de retraso sobre el horario previsto salieron finalmente al ruedo los recortadores, Alejandro García “El seco”, Rafael Piñón. José María Navarro, Joselillo y Forete, los cinco recortadores que se las entendieron primero con el único toro que salió al ruedo y luego con varias vaquillas, primero en la parte seria. Curiosamente uno de los dos toros que había previsto salieran desde toriles, se negó a hacerlo y por mucha fuerza que le hicieron se negó a salir, por lo que quedó en corrales. Preguntábamos al encargado de la plaza Juan Antonio del Olmo si ocurriría lo mismo que el año anterior cuando el toro Sevillano permaneció semanas en los corrales, señalando que iba a ser sacrificado ese mismo día.
Luego llegó la parte cómica, al estilo de las antiguas charlotadas la segunda, con carreras, situaciones a lo Don Tancredo, carreras con motos delante de la vaquilla y finalmente una cogida, la de José María Navarro, afortunadamente sólo un puntazo en el glúteo, pero que, suponemos, hizo parar el espectáculo antes de lo previsto, porque se cortó de una forma un tanto inesperada la actuación.