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                 Las gachas manchegas, un plato con gran arraigo en nuestra tierra           

   Aurelio Maroto

   La Solana se prepara para convertirse en el epicentro de un hito agroalimentario histórico: la creación de la Denominación de Origen Protegida (DOP) de la harina de almorta, base esencial de las tradicionales gachas manchegas. El anuncio lo ha hecho Santiago Ocón, profesor de Agricultura de la EFA Molinos de Viento, quien subraya que “La Solana será la sede fiscal y social de la DOP de la harina de almorta, algo que ya es seguro y que traerá trabajo, reconocimiento internacional y protección para un cultivo propio de nuestra tierra”.

   Ocón, natural de Aragón pero con profundo vínculo con La Mancha, y en especial con La Solana, confiesa su fascinación por este producto, que califica de “humilde y emblemático”: Cuando me presentaron la harina de almorta en forma de gachas descubrí lo que es, una joya gastronómica. Es un plato de otoño e invierno fantástico, una tradición que no se puede perder”. Consciente de su valor cultural y nutritivo, ha sido uno de los impulsores del proceso que busca garantizar su conservación mediante una DOP.

Un cultivo autóctono y sostenible

   El proyecto está liderado por la empresa Agrícola Peñarroya y el Legado de Bustillo, entidades locales que han trabajado junto al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para desarrollar variedades estables y seguras. “Hasta ahora, la almorta que consumimos en España procede casi en su totalidad de Argentina y Chile. No existe semilla autóctona certificada en Castilla-La Mancha, y eso supone un riesgo de desaparición”, alerta Ocón. La iniciativa persigue la protección del producto, pero también su recuperación como cultivo autóctono. Es la leguminosa más adaptada al clima manchego. Aporta nitrógeno al suelo y cumple los requisitos de los ecoregímenes de la PAC. Es un cultivo sostenible y, además, nuestro, recalca. Con la DOP, se pretende crear un marco que beneficie a agricultores y consumidores. “Una DOP protege al productor, que sabe lo que siembra, y al consumidor, que sabe lo que come. Nos da garantías de calidad, trazabilidad y seguridad alimentaria”, explica Ocón.

Una “joya ultrajada”

   Precisamente, La Solana acogerá el próximo 14 de noviembre la I Jornada Técnica sobre la Harina de Almorta en el auditorio Don Diego, un evento que reunirá a investigadores, agricultores y expertos gastronómicos de España, Francia y Portugal. El título del simposio es llamativo y clarificador: “La almorta, una joya ultrajada”. Además, será la primera vez que una jornada europea sobre leguminosa no se celebre en una gran ciudad. “Somos los solaneros los que lo llevamos a cabo, los que nos interesamos por el cultivo y los que tenemos ganas de celebrarlo. Es un orgullo que esta cita internacional tenga lugar aquí”, señala.

Contra la leyenda negra

   Preguntado sobre la “leyenda negra” que rodea a la almorta, asociada históricamente al latirismo, una dolencia provocada por un consumo excesivo en épocas de escasez, Ocón es tajante: Es perfectamente saludable en una dieta normal. En la posguerra hubo familias que solo comían almorta tres veces al día, sin pan ni acompañamientos, y por eso se dieron casos. Pero hoy eso no tiene sentido. Es un alimento seguro y valiosísimo”. La cita incluirá un showcooking con un chef estrella Michelin, que mostrará nuevas formas de utilizar la harina de almorta más allá de las gachas tradicionales. “Queremos que la gente entienda que con la harina de almorta se pueden hacer muchas cosas: panes, cremas, platos innovadores... Es una joya ultrajada que merece ser reivindicada”, surbaya. Ahora, esa humilde harina, que fue símbolo de supervivencia, se convierte en emblema de futuro y de identidad.

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