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Taller de cerámica en plena actividad                      Foto: GACETA

   Aurelio Maroto

   La Universidad Popular de La Solana ha levantado el telón de su ciclo de cursos y talleres del ciclo otoño-invierno con una propuesta que combina tradición, creatividad y aprendizaje práctico. Un buen ejemplo son los talleres de azulejería y cerámica, restauración de muebles y manualidades. Sus monitoras, ya veteranas y ampliamente conocedoras de estas técnicas, han preparado como escaparate una exposición con lo que cada disciplina ofrece. Una muestra que no solo exhibe piezas terminadas, sino que también sirve como puerta de entrada para quienes aún dudan sobre en qué taller participar.

   La matrícula permanece abierta hasta el 25 de septiembre, aunque las monitoras advierten que las plazas se suelen agotar pronto, por lo que animan a no dejarlo para última hora. “Hemos preparado una pequeña exposición para que la gente que no tenga claro qué quiere hacer vea lo que se trabaja en cada taller”, explica Eloísa Notario, responsable de azulejería y cerámica. “En cerámica partimos del barro desde sus orígenes, mientras que en azulejería trabajamos con esmaltes y diferentes técnicas decorativas”.

-Expo trabajos UP

La UP expone con regularidad el resultado de los talleres               Foto: GACETA

   En la misma línea, Lucía Bautista, monitora de manualidades, subraya la variedad de técnicas que se enseñan en su taller. “Se trabaja desde macramé hasta pasta de modelar o cuadros con texturas. Es un espacio muy dinámico, donde cada alumno puede encontrar un proyecto que le motive. Hemos querido exponer ejemplos de todos los talleres para que resulte más sencillo elegir”. Más allá del aprendizaje técnico, las monitoras coinciden en destacar el componente social y humano de estas actividades. “Son talleres muy amenos y relajantes”, señala Bautista. “Aquí la gente no solo pinta, modela o esmalta, también se entretiene, hace amigos y comparte momentos. Es un espacio ideal para quienes buscan salir de casa, desconectar y pasar un buen rato en compañía”.

  Por su parte, María José Palacios, monitora de restauración, pone el acento en la oportunidad que brinda su taller para dar nueva vida a muebles y objetos. “En tapicería se aprende desde lo más básico hasta la transformación total de un mueble. También enseñamos a restaurar rejillas, hacer asientos de cordonería o trabajos de enea. Además, disponemos de herramientas de bricolaje para pequeñas reparaciones o creaciones decorativas con maderas recicladas”. Resalta que no se trata solo de una cuestión estética, sino también emocional: “Muchos alumnos traen muebles heredados con valor sentimental. Aquí aprenden darles nueva vida”.

  Las tres coinciden en abrir la invitación a todos los públicos, sin importar edad ni experiencia previa. “No es un espacio exclusivo para personas mayores. Cada vez vienen más jóvenes, y muchos repiten curso tras curso. Por eso animamos a chicos, chicas y adultos de todas las edades a apuntarse. Seguro que encuentran una actividad que les guste y, sobre todo, que les haga sentir parte de un grupo”.

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