
Un momento de la misa al aire libre en San Sebastián
Aurelio Maroto
La devoción volvió a tomar las calles de La Solana este martes, 16 de septiembre, con la salida extraordinaria de la Virgen de Peñarroya en el segundo día de la llamada Semana de Exaltación. La patrona volvió a sentirse cerca de su pueblo en una tarde donde visitó las barriadas de Fátima y El Santo.
La imagen salió a las 5 de la tarde desde la parroquia de Santa Catalina, portada a hombros por un grupo de fieles que se turnaron a lo largo del recorrido. La procesión atrajo a centenares de vecinos, que se unían al cortejo o simplemente se asomaban al paso de la patrona. Mujeres vestidas con las tradicionales faldas manchegas dieron un colorido especial a la marcha, evocando la unión entre fe y raíces populares.

La Virgen de Peñarroya durante el traslado de este martes Foto: GACETA
El primer destino fue la barriada de Fátima, donde hubo un tiempo de oración. Tras ese primer alto, la comitiva continuó su ascenso hacia el barrio de El Santo, subiendo por La Moheda. El recorrido, jalonado por vivas a la Virgen y al Chatillo, en una manifestación de fe comunitaria. La llegada a la ermita de San Sebastián marcó uno de los momentos más esperados. Ante la fachada del histórico templo se había dispuesto un altar al aire libre, donde el párroco Benjamín Rey ofició la anunciada misa. El entorno, iluminado por la caída de la tarde y el resplandor de las velas, ofreció una estampa de fervor mariano, en compañía del titular de la ermita santeña. El oficiante subrayó en su homilía el valor de la Virgen de Peñarroya como nexo de unión entre generaciones, así como su papel como referente de esperanza y fortaleza en tiempos difíciles.
Al término de la misa, la patrona emprendió camino de regreso al convento de San José, donde residen las monjas dominicas de clausura, donde ha pasado la noche. Este miércoles tiene previsto regresar a la parroquia de Santa Catalina.