Un momento de la asamblea del pasado domingo              Foto: GACETA

   Aurelio Maroto

  La Cooperativa del Pan ‘Rosa del Azafrán’ sigue presumiendo de ser una rara avis en el gremio panadero, y sobre todo de mantener una salud económica suficiente para sobrevivir en un sector con dos enemigos crecientes: la caída del consumo de pan y el aumento exponencial de la competencia. La fuerza de sus casi 1.000 socios, de los cuales 700 al corriente de sus obligaciones, son suficientes para capear el cada vez más fuerte temporal. Incluso se han unido algunos socios nuevos últimamente.

  “Veníamos de déficit a ahora tenido un poquito superávit”, ha declarado el presidente, Pedro Ignacio Salcedo, tras la asamblea general celebrada este domingo. “Se trata de afinar las cuentas y afortunadamente no hemos tenido gastos por averías y demás”. “Estamos contentos porque caminamos por buen camino”. En este sentido, la cooperativa ha desechado el proyecto de ampliar la producción abriendo alguna tienda más fuera de La Solana. Hicieron un sondeo pero llegaron a la conclusión de que no había suficientes consumidores potenciales. “Si tienes que pagar un alquiler y no hay perspectiva de venta lo mejor es estarse quieto”. La cooperativa Rosa del Azafrán vende en La Solana, Membrilla y San Carlos del Valle.

La plantilla, al completo

   Otra buena noticia es la buena adaptación que están teniendo las dos nuevas adquisiciones en la panadería. Se trata de dos panaderas que han sustituido al veterano Juan Contreras, ya jubilado. El equipo está de nuevo al completo y aunque el presidente admite que la experiencia del anterior jefe era muy importante “para darle el punto que requiere la harina y el pan según la época del año”, valoran mucho la actitud de las dos nuevas incorporaciones. “Agradezco su integración y su compromiso aunque no tengan experiencia previa vienen con ilusión suficiente para aprender y que la producción siga adelante; estamos muy contentos con ellas”.