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                      Micue marcó un gol que puede ser oro          Foto: GACETA

   Aurelio Maroto

   La misma moneda que el domingo anterior cayó cruz, este ha caído cara. Así es el fútbol. Así de pendular. Así de mísero. Así de grande. El CF La Solana encontró en Herencia lo que perdió siete días atrás en La Moheda. Primero, se encomendó a un héroe inesperado, Adrian Micue, que marcó el gol de la victoria en el descuento. Después, a un honorable At. Tomelloso, que impidió la victoria del Sp. Alcázar. Así fue como la tropa de Julián Falcón regresa a puesto de promoción. Así fue como recuperó su presa. De momento.

   Fue una tarde de infarto. La Solana necesitaba ganar… y esperar. Lo primero sucedió, aunque con alguna dosis de fortuna. El equipo anduvo impreciso en muchos momentos, más entonado en otros, y claramente ansioso durante todo el partido. El Herencia, feliz con el empate a cero, se limitó a esperar en su campo y buscar cualquier grieta por donde colarse a la contra. Aridani facilitó el 1-0 en el minuto 22 tras una pérdida grave, pero Manolo evitó el gol. Después, Ángel, Rodrigo y Aridani pudieron adelantar a los amarillos con tres ocasiones muy claras, sin éxito. Y los locales aún pudieron irse con ventaja en la última jugada tras otro contragolpe que no entró de milagro.

   Julián Falcón removió el equipo tras el descanso. Metió a Gregorio Uriel –la gran ausencia del once titular- en el eje, recolocó a Adirani en el lateral derecho en detrimento del apercibido Nelson, y arriba cambió pelea por pie al dar entrada a Marcos Talavera en lugar de Dani Ruiz. La cosa mejoró. La Solana tuvo sus mejores minutos, con mucho movimiento de balón raseado por el medio y buenas aperturas por banda. Se acumularon las ocasiones, pero nuevamente sin puntería. El Herencia comenzó a creer en algo más que el empate y empezó a asomarse a los dominios de Manolo. David Villar entró para agitar un poco más la creación en lugar de un buen Prince.

   Y cuando el partido estaba más loco, cuando La Solana solo tenía cabeza para le épica y el Herencia para la proeza, llegó la jugada del 0-1 tras una buena jugada desde la derecha, con centro raso al segundo palo que Micue remató con todo. No sin suspense, el balón acabó entrando. La explosión de júbilo en el campo y en la afición desplazada fue brutal. A esa hora, el Sp. Alcázar-At. Tomelloso estaba en el descanso. Duelo fratricida que los locales necesitaban ganar ante un adversario que ya se sabía virtualmente de la promoción. Pero los de José Luis Morales demostraron que el escudo no se mancha. Chapeau.

   Quedan dos jornadas y La Solana vuelve a depender de sí misma. Esa es la mejor noticia posible. Las opciones siguen abiertas, para bien y para mal. El próximo domingo llega el San José Obrero, que no está fuera de peligro. El club quiere ‘reventar’ La Moheda y el equipo evitar otro campillazo. Semana de tensión. Semana de emoción. Semana de ilusión.

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