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                          Ángel (10) intenta controlar un balón en un partido anterior                Foto: Studio

    Aurelio Maroto

    El cielo amenazaba agua sobre La Moheda, pero la lluvia se resistía a caer. Apenas unas gotitas. Lo que finalmente cayó fue un Ángel disfrazado de héroe. Corría el minuto 12 de partido cuando hubo falta frontal ante la portería carrionera. Un poco lejos, eso sí. “Vi al portero adelantado y le dije a Iván Riveiro que por qué no le pegaba directo”, comentó al final del partido. Dicho y hecho. Zurdazo del canterano desde 25 metros a la mismísima escuadra, imposible para Candi. El ‘diez’ amarillo había firmado un golazo, y con él, tres puntos que dan alimento al sueño.

    No fue fácil doblegar al Carrión. Qué va. La Solana necesitó remangarse y luchar contra dos adversarios poderosos: el rival de turno y el infame césped de La Moheda. Los de Rubén Chamero plantearon un partido valiente desde el mismo arranque. Quizás demasiado valiente, porque David Villar cogió pronto la espalda a la defensa tras un precioso servicio de Riveiro, pero el joven volante madrileño eligió la peor opción posible ante Candi y la mandó fuera. Costó trabajo hacerse con el pulso del juego, demasiado embarullado en esos inicios. Los amarillos buscaban con insistencia oxigenar por banda. Ángel percutía bien por la derecha, a pierna cambiada, mientras que Dani Ruiz ponía voluntad (y poco más) por el costado zurdo.

    El plan del Carrión tenía su génesis en la búsqueda de balones largos para la prolongación de cabeza de Richi y sacar petróleo a partir de ahí. Hubo un par de acercamientos peligrosos ante Manolo, que sirvieron como aviso. Pero el gol del Ángel cambió el panorama. La Solana se sintió más cómoda y comenzó a transitar con algo más de claridad. Buen trabajo de Josema a la hora de dar equilibrio en el pivote defensivo y de Riveiro en el intento de creación. A menudo, el gallego buscaba armar por la izquierda, donde Samu saltaba de vez en cuando en busca de centros peligrosos. Pudo ampliar la cuenta Rodrigo Alves, trabajador incansable aunque últimamente sin pólvora, en una clara ocasión dentro del área. El mismo Riveiro terminó una buena jugada colectiva por la derecha, pero su disparo se fue al exterior de la red. La primera mitad acabó con buenas sensaciones para los locales, jaleados por una afición menos numerosa (la tarde y el horario no ayudaron), pero igual de animosa que de costumbre.

-Celebración gol de Ángel

Los jugadores celebran el gol de Ángel frente al Carrión 

   El escenario cambió en la reanudación. El Carrión dio un paso adelante y encontró una gatera para meterse en el partido. La Solana reculó y se apretó un poco más atrás. El centro del campo perdió energía y los verdes encontraron razones para creer en el empate dando sentido al juego. Le faltó encontrar últimos pases, entre otras cosas por el gran trabajo defensivo, una vez más, del segundo equipo menos goleado del grupo. Por si acaso, Julián Falcón metió a Gregorio Uriel por Aridani, a fin de mejorar la salida de balón, los golpeos en largo y el juego aéreo, y buscó vigor renovado en el medio con Zacaria -en lugar del apercibido Josema- que ofreció buenos minutos. Mejoró algo La Solana, que volvió a tener presencia en el área visitante merced a varias oleadas de juego dinámico, más por la derecha que por la izquierda, donde el recién incorporado Micue no acababa de carburar. Rodrigo tuvo el segundo en un cabezazo franco que acabó en las manos de Candi.

     La Solana aguantó bien el tramo final de partido, sin agobios reales, aunque con la inquietud de ese pírrico 1-0. Por fortuna para los amarillos, el partido expiró y amplificó el aura del zapatazo de Ángel. Tres puntos y a disfrutar del inmenso carnaval solanero…

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