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-Manuel Novés durante su charla en La Solana

                       Manuel Novés durante su conferencia sobre senderos                     Foto: GACETA

     Aurelio Maroto 

    Empezó siendo un veinteañero y no sabía dónde se metía. El caso es que estuvo 33 años en la Federación de Deporte de Montaña de Castilla-La Mancha. Manuel Novés es un experto en senderos y senderismo, amén de montañismo, y ha ofrecido una interesante charla en el auditorio de la Casa de Cultura, invitado por ‘La Solana Camina’. Durante su disertación, presentada por el presidente de la asociación, Juan Pedro García, ha recordado que en los años 80 comenzaron a trazarse senderos para montañeros, mucho antes del boom de senderistas aficionados de todo tipo como sucede ahora, donde abundan los senderos, trochas o caminos oficiales, homologados y con sus propias balizas y marcas. 

    En su opinión, quienes más pueden ayudar a marcar esos senderos son, precisamente, las personas mayores, aquellas que hace cuatro décadas ya hacían senderismo y conocen el entorno natural. “Lo primero que hay que hacer al marcar un sendero es que se pueda vender por sí mismo, que tenga atractivo”, destaca Novés. Se trata de que tengan algún tipo de reclamo turístico, “puede ser un valle o una montaña, pero también cosas tan aparentemente simples como una ermita, un castillo o un paraje con especial atractivo”.

-El ponente junto al presidente de La Solana Camina Juan Pedro García

           Manuel Novés con el presidente de La Solana Camina, Juan Pedro García                         Foto: GACETA

   En La Solana hay zonas bien delimitadas, como los célebres chozos. “A la gente le tienes que enseñar algo que les permita fijarse en el entorno que les rodea”. “Se puede disfrutar haciendo fotografía, observando pájaros o las plantas del lugar; se trata de disfrutar”. Por nuestra comarca, afirma que también existen parajes realmente bellos. A falta de montañas altas, sí hay sierras como las del Cristo, o hacer una ruta por los citados chozos, por las antiguas quinterías, o simplemente enseñar olivos centenarios. “No se puede hacer un sendero por hacerlo; a la gente hay que enseñarle cosas”. Los senderos deben tener una serie de condiciones mínimas para ser reconocidos como tal, entre otras cosas que no tengan asfalto, y también conviene etiquetarlos. “Hay senderos etnográficos, paisajísticos, de aves… No hay que hacer senderos por hacerlos, sino que se vendan por ellos mismos”.

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