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                  Rodrigo Alves besa el escudo tras marcar el 1-0                       Foto: GACETA

      Aurelio Maroto

      El CF La Solana está empeñado en malograr todo lo que hace bien. El empate de este sábado frente al CF Almodóvar es un arquetipo de cómo remar, encontrar velocidad de crucero, y finalmente echarlo todo por la borda. La realidad es que el 2-2 final dejó a La Moheda fría y evidenció que este equipo necesita tiempo para ser lo que desea ser. Tiempo y mejorar el nivel en algunas posiciones, por supuesto. Cuando uno lleva 2 puntos de 12 posibles y 8 goles encajados en cuatro partidos no es solo falta de conjunción. El objetivo ahora es salir de la zona peligrosa, porque pensar en cotas mayores suena a entelequia. Al menos de momento.

      La crónica del partido frente al Almodóvar se resume en un buen primer tiempo de los amarillos, tirando a brillante. Con las piezas en su sitio natural y un banquillo decente para los recambios, Julián Falcón tenía arsenal suficiente para plantear un partido de dominio sobre el rival y esperar pacientemente el gol. Dicho y hecho. El equipo salió enchufado y no tardó en hacer el primer tras una combinación por la derecha, pero el árbitro interpretó mano en el remate final a puerta. No afectó ese pequeño revés, ya que La Solana controlaba el juego con claridad en la zona ancha y encontraba buenas prolongaciones por ambos costados, donde Julyian Ayala por la izquierda y Ángel por la derecha entraban bastante en juego. A los diez minutos llegó el 1-0, tras un saque largo que encontró la carrera de Rodrigo Alves y cabeceó sobre la marcha ante la salida de Jaime. Ayala tuvo el segundo, pero el extremo lanzaroteño no supo qué hacer ante el caramelo que le puso Rodrigo tras un gran pase entre líneas.

-Javi García celebra el 2-0

 Javi García celebra el 2-0 junto a David Villar               Foto: GACETA 

    La afición disfrutaba y el equipo se gustaba por momentos. Incluso jugadores hasta ahora dubitativos como Tati Maldonado o Michael parecían otros a la hora de solventar problemas atrás y buscar buenos apoyos en sus avances. A los 34 minutos llegó el 2-0 en otra buena contra conducida por David Villar, que terminó con asistencia a Javi García para que, en dos tiempos, perforara la meta visitante. Aún pudo llegar el tercero en un precioso golpeo franco de Ángel que escupió el travesaño.

     Las sensaciones no podían ser mejores al descanso, pero todo se torció en la reanudación. Y nada más empezar. Otra vez una falta lateral, despeje al aire y remate visitante entre una nube de jugadores que termina dando en el poste y entra llorando. Era el minuto 2 y todos los fantasmas regresaron en tropel a La Moheda. El miedo se apoderó de los amarillos al mismo tiempo que el Almodóvar se apoderó de un balón que apenas había olido en el primer asalto. Fue como una metamorfosis. Doctor Jekyll y Míster Hyde. La Solana abandonó el área contraria. Los extremos, que ahora jugaban a pierna natural, perdieron colmillo y los centrocampistas eran ahora quienes corrían detrás del cuero. Julián Falcón lo advirtió y removió el banco. Apenas cumplido el cuarto de hora sacó a Micue e hizo debutar a Cristian Martín. Por un lado, buscaba piernas frescas por el costado derecho, y por otro alguien que protegiera el balón e hiciera salir al equipo en tres cuartos. Pero nadie contaba con el casi inmediato gol del empate, otra vez en una acción como mínimo extraña. Es verdad que pudo haber falta a Gregorio Uriel en su forcejeo con Kane, pero la génesis del problema estuvo en una mala cesión atrás de Exequiel, que puso en un brete al central solanero y acabó con una serie de rechaces que aprovechó el propio Kane.

-El equipo no levantó tras el empate

           El equipo no fue capaz de levantarse tras el empate visitante                  Foto: GACETA

     Aún quedaban veinte minutos más la prolongación. Falcón cambió cromos de nuevo en busca de frescura en los laterales, pero ni Nelson ni Aridani mejoraron la profundidad. Con un Almodóvar ya conforme con el empate, faltó precisión y sobró precipitación a la hora de armar los ataques. Aun así, Villar pudo marcar en un gran balón que le llegó desde la derecha y le pegó mordida, y sobre todo, Uriel tuvo la victoria en el 90’ en un mano a mano con Jaime.

     El empate finalno despeja las dudas sobre una plantilla cuyas metas son altas, a priori. Y no parece que sea un problema de actitud, ni de motivación. En estos cuatro partidos se ha hecho lo más difícil, como equilibrar en Alcázar y San Clemente resultados adversos o empezar ganando en casa a La Roda y Almodóvar. Lo que ha pasado después pertenece al análisis íntimo del vestuario, porque la afición poco más puede hacer que acudir a La Moheda… y esperar tiempos mejores.

 

 

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