
Un momento de la presentación del libro de María José Rodríguez-Brusco
Aurelio Maroto
Conexión vital solo es un título. Lo que hay en su interior es un sistema de ejercicios creados a través de los años para personas con limitaciones para ello. María José Rodríguez-Brusco lo ha publicado porque hubo gente que le aconsejó hacerlo después de leer el manual que ella misma había creado. Y también porque cumple treinta años en estos menesteres y quería celebrarlo de alguna manera. Dicho y hecho. Este viernes, la Biblioteca Municipal acogió la presentación oficial del volumen en su pueblo natal.
El Centro de la Mujer apadrinó esta actividad junto a la propia biblioteca, enmarcada en el denominado ‘Eje de Calidad de Vida y Salud’, que busca mejorar y promover la salud integral de las mujeres, tanto a nivel físico como mental y emocional. En la premier intervinieron la bibliotecaria, Ramona Serrano, y la directora del Centro de la Mujer, María Jesús Rodríguez-Brusco.
“He utilizado muchos recursos que he ido aprendiendo, y esas herramientas las he ido recopilando en este libro”, declaró a los medios minutos antes de la presentación. Conexión vital se divide por capítulos y el primero está dedicado a la base de todo: la respiración. “Es el instrumento más importante que tenemos y que utilizamos en este sistema”, subraya. El resto de capítulos tienen que ver con las distintas técnicas que utiliza la autora, por ejemplo para distribuir la energía por el cuerpo o para incrementar la energía por los distintos órganos. Se trata de una fusión entre las partes más esenciales de técnicas ancestrales como yoga, taichí, chikung, meditación o pilates.

Público congregrado en el auditorio de la biblioteca durante la presentación
La autora aclaró que no estamos ante un un libro de lectura al uso, tipo novela o cuenta, sino básicamente un manual de consulta. “Ahí podemos encontrar muchas cosas, no para hacerlo todo pero sí para hacer lo que más nos pueda interesar”. Asegura que la génesis de todo llegó “por necesidad”. “La asociación de fibromialgia de Manzanares me pidió unas clases de taichí, pero vi que no era lo que necesitaban, así que fui metiendo nuevos recursos y salió esto”. “Llevo ya ocho años con ellas y tengo que decir que es un sistema que funciona”.