El vicecolista se subió a la chepa de los amarillos
Aurelio Maroto
El equipo seguía de vacaciones, lo mismo que Carlo Ancelotti dijo de su Real Madrid tras perder en Getafe. En efecto, Kiko Vilches tiene razones más que suficientes para pensar que su CF La Solana no había vuelto a la trinchera cuando el sábado viajó a Caudete. Allí, lindando con la provincia de Alicante, los amarillos escribieron uno de sus mayores fiascos desde hace mucho, exactamente cuatro años. Recién estrenado 2018, La Solana también viajó a Caudete, que también era colista, y también perdió 2-1. Coincidencias del destino, vaya usted a saber. La realidad es que la bofetada ha sido monumental.
La derrota ante el débil Caudetano deja tocado al equipo, cuya fiabilidad es bastante dudosa últimamente, sobre todo fuera de casa. Lo de Almodóvar fue un aviso y lo de este sábado la confirmación de que la tropa de Vilches tiene sangre de horchata lejos de La Moheda. Uno los pocos expedicionarios que acompañó al equipo daba un diagnóstico claro: no meten la pierna, no corren, es simple. Y el bochorno se amplifica cuando no hay excusas, porque La Solana comenzó el partido con 0-1 a favor tras el tempranero gol de Reyes. Era justo lo que había pedido el míster en la previa: “La clave será marcar pronto”, así que es fácil suponer que el bueno de Vilches durmió endemoniado esa noche.
Nos consta que la Junta Directiva echa las muelas. Los jugadores no están a su altura, eso es evidente. Por no hablar de la afición, incrédula ante un harakiri que no comprende. La Solana ha perdido un partido, que puede ocurrir, pero fundamentalmente ha perdido credibilidad. Alguien tendrá que poner las pilas a un equipo que, por muy buena temporada que esté haciendo, tiene mimbres para construir el mejor cesto sin dejarse tantos pelos en la gatera. Sin actitud hay mediocridad. Veremos qué efectos tiene esta derrota. Un poco más de compromiso no vendría mal.