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 Sergio Reyes -centro- celebra junto a sus compañeros el 1-0 frente al Carrión

             Aurelio Maroto

            Sergio Reyes tenía guardado el oro, el incienso y la mirra para el final. Había avisado muy poco antes, fallando un mano a mano claro ante Candi, pero a la segunda llegó el zarpazo. Se llevó el balón en un escorzo imposible, encaró al meta y esta vez no especuló. Le pegó con el alma al palo corto, justo donde estaban los zapatos del niño que no quería carbón antes de Navidad. Ese niño era la afición de La Moheda, que a esas horas empujaba como nunca a sabiendas de que el regalo se escapaba. Reyes se disfrazó de mago y marcó un golazo, pero medio gol fue de la hinchada.

            Así fue como el CF La Solana sacó adelante un partido áspero y lleno de aristas. El Carrión había llevado al límite a los amarillos con un fútbol de mucho compromiso en el bloque medio-bajo. Néstor Cuadros tenía claro dónde venía y le faltó una pizca para sacar petróleo. Kiko Vilches, confinado en casa por covid, seguro que se mordía las uñas ante las noticias que le llegaban. El partido era trabado, que no bronco, y el césped no ayudaba en absoluto. Pronto se vio que era un duelo de pico y pala, sobre todo para el de casa. Nobleza obliga.

            La puesta en escena amarilla no fue mala. Vilches había ordenado a Carlos Tarjuelo colocar de inicio un centro del campo muy jugón, con Pirri, Raúl Delgado y David Sevilla. En parte, era obligado ante las ausencias de Diego Sevilla, Josema o Almarcha, y la obligación de Juan Santos de volver al eje central ante la baja de Sancho. Creatividad versus músculo. Pronto llegaron un par de penetraciones por el costado zurdo, donde De la Hoz rompía en complicidad con Reyes. Por ahí llegaría la mejor ocasión local en toda la primera parte, pero Candi salvó milagrosamente el remate a bocajarro tras una preciosa combinación. Mientras, el Carrión asomaba de vez en cuando ante Monreal, en gran parte gracias a la movilidad de Carlos Arroyo mientras el físico le duró. El primer tiempo terminó con un sabor algo insulso, sin grandes ocasiones y la sensación de que cualquier cosa podría suceder.

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    El partido fue muy disputado y se resolvió por detalles  

          La Solana salió mucho mejor en la reanudación, apretando la presión y obligando al Carrión a ceder más metros. Otra vez se cargó el juego por el ala zurda, donde empezó a aparecer la mejor versión de Reyes. Por ahí caía también Cabriti, incluso David Sevilla, que también dio un paso adelante. Sin embargo, las llegadas eran espesas y faltaba el último pase.

            A partir del minuto 25, ya con Javi López y Ángel en escena, la grada comprendió que los suyos necesitaban un plus. No sufría, pero sesteaba demasiado en horizontal en zona baja, sin velocidad ni chispa. Sonaron los clásicos ¡Solana, Solana! y fue mano de santo. El equipo tiró de orgullo y comenzó a poner cerco a Candi, aunque entre medias Monreal tuvo que sacar una gran manopla en un disparo envenado a la cepa del poste. Llegó la primera de Reyes, otra de De la Hoz, de cabeza, y por fin el regalo de verdad.

            La Solana sumó 3 puntos muy valiosos frente a un adversario aparente, con buen fútbol y argumentos suficientes para pescar en cualquier sitio, pero no en La Moheda. Los amarillos entran en el parón navideño con 37 puntos, segundos y a un punto del Manzanares. Toca descansar y vaciar la enfermería. Cuando suba de nuevo el telón quedará un partido más de esta primera vuelta y toda la segunda. O sea, una carrera de fondo con la meta aún lejos. Paciencia.

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