Las visitas se repartieron durante el fin de semana                             Foto: GACETA

           Aurelio Maroto

            Había cierta expectación por saber cómo iba a ser la celebración del día de Todos los Santos, que tanto arraigo tiene y que tanta gente lleva a los cementerios de toda España para recordar a los seres queridos. Pues bien, en La Solana todo transcurrió con normalidad y una fluidez nunca vista.

            Acudieron miles de personas, como siempre, pero este año no se han visto atascos de vehículos en las zonas de aparcamiento ni grandes concentraciones de gente en el interior del camposanto durante el 1 de noviembre. La razón es simple: muchos decidieron depositar las flores a sus difuntos en los días previos, principalmente el viernes 30 y el sábado 31 de octubre. Ambos días registraron muchas más visitas que en un año normal, habiendo ayudado el hecho de ser fin de semana.

 

Controles a la entrada del cementerio                                           Foto: GACETA

            El Ayuntamiento de La Solana había organizado un dispositivo especial de control de acceso, con vigilancia privada encargada de tomar la temperatura, dar gel hidroalcohólico y un tique de tiempo a cada ciudadano que pasaba al recinto. Tenían un máximo de 30 minutos y nunca podría haber más de 300 personas dentro a la vez. Según Bernardo ------, uno de los vigilantes, no fue preciso retener a nadie a la espera de que saliera gente y la inmensa mayoría apenas permanecían unos pocos minutos antes de marcharse, cosa que hacían por otro portón.

            En cuanto al tráfico rodado, la Policía Local había señalizado una vía de salida y otra de salida, con un solo sentido de la marcha, mientras Protección Civil ordenaba el estacionamiento. Pero no se produjeron los atascos y problemas de saturación de años precedentes en la mañana del 1 de noviembre debido, precisamente, al escalonamiento de visitas el viernes y el sábado, según declaró a Radio Horizonte el jefe de la Agrupación Local, Rogelio Padilla.