
Uno de los cursos recién iniciados Foto: UP-La Solana
Aurelio Maroto
Después de varios meses de cierre obligado, la Universidad Popular de La Solana ha regresado al trabajo para el que fue concebida. Este martes, 13 de octubre, reabrió sus puertas para iniciar el ciclo septiembre-febrero, con un amplio carrusel de cursos y talleres que, sin embargo, vuelven marcados por algunas limitaciones y un estricto protocolo sanitario.
La pandemia ha mordido en la matriculación, que se ha reducido un 20 por ciento, aproximadamente, respecto a un ciclo ‘normal’, según ha confirmado la directora, Amalia Romero de Ávila, que junto a la coordinadora, Francisca María Serrano de la Cruz, capitanean de nuevo la veterana institución. Aun así, el contingente total se eleva a 430 alumnos y alumnas, que aumentará cuando arranquen los cursos monográficos, más adelante.
Como era de esperar, el colectivo más afectado ha sido el de personas mayores. “Los grupos de mayor edad se han retraído porque les da un poco de miedo”, admite la directora. Pero añade que el ciclo ha comenzado “con todas las garantías”. Ha sido necesario reducir la ratio en especialidades que requerían más interacción entre alumnos, caso de manualidades, corte y confección, arte decorativo, yoga o pilates, entre otras. Lo mismo sucede con aquellos espacios que no han podido cambiar de sitio.

Las medidas se seguridad se han extremado Foto: UP-La Solana
Amalia Romero de Ávila no oculta las dificultades inherentes a una situación tan anómala, pero cree que la Universidad Popular continúa siendo un lugar seguro. “Intentamos transformar esta amenaza en una oportunidad”. “Teníamos muchas ganas de volver y la gente lo nota, ya que nos animan y nos dan ese empuje que hace falta”.
A la espera de cómo evoluciona el ciclo y con la esperanza de que todos los cursos y talleres puedan desarrollarse con normalidad, recuerda que la Universidad Popular “es un punto de encuentro y participación, donde ponemos a disposición lo bueno de unos y otros”.