Bomberos de GEACAM se disponen a fumigar en el CADIG 'El Pilar' Foto: GACETA
Aurelio Maroto
Son bomberos forestales y están acostumbrados a vivir situaciones difíciles, en ocasiones límite, pero ahora no se enfrentan a incendios convencionales en mitad de la naturaleza. Se trata de un incendio en el interior mismo del ser humano, de carácter global, y donde su objetivo esta vez no es apagar, sino avivar la llama. La llama de la solidaridad, claro.
“Tenemos que arrimar todos el hombro y nuestra misión es desinfectar donde nos digan, intentando abarcar lo máximo posible”, declaró a la prensa local David Rodríguez, preparador físico de bomberos. Es la segunda vez que un equipo de la empresa pública GEACAM (Gestión Ambiental de Castilla-La Mancha) viene a La Solana, con el encargo de limpiar viviendas tuteladas, residencias de mayores u otras zonas sensibles, igual que hacen en el resto de municipios y pedanías de la provincia.
“Al principio lo coges con incertidumbre, pero siguiendo la fórmula de ensayo-error hemos ido mejorando y al final te haces especialista a la fuerza”, admitía. Son muy conscientes de que su trabajo es útil y se sienten arropados. “Es muy agradable cuando ves a la gente aplaudir en los balcones y comprobar que esto es como una piña, no sólo los que trabajamos a pie de calle sino también la gente que se queda en su casa”. “Aquí vamos todos a una”.
David Rodríguez afirma que aquí importa poco el físico, ya que la parte psicológica se come todo lo demás. En este sentido, no oculta que hay momentos de dificultad y nerviosismo, pero elogia la capacidad de adaptación. “Lo de la gente de GEACAM es admirable porque es muy duro ver algunas cosas que están viendo”. “Lo están haciendo de diez”.