Las Espigadoras con 'Catalinilla' y los coros en el patio de butacas Foto: GACETA
Aurelio Maroto
‘La rosa del azafrán’ es un valor seguro. En 36 años de andadura, solo una vez faltó a su cita con la Semana de la Zarzuela. El resto de representaciones de la célebre pieza lírica manchega, que se cuenta por docenas, ha garantizado un éxito de público y, en líneas generales ha satisfecho a los aficionados.
Anoche no fue una excepción. ‘La rosa’ llegó la última para poner el broche de oro a un festival sin grandes novedades, a excepción del musical ‘El hombre de La Mancha’, y que ya piensa en la próxima edición. En 2020 se cumplirán 90 años del estreno de ‘La rosa del azafrán’ en Madrid y la Semana de la Zarzuela quiere dar el máximo relieve a tal efeméride.
Entre tanto, la doble función de este domingo volvió a dejar el sello particular de la compañía ‘Maestro Andrés Uriel’ cuando da vida al libreto de Federico Romero. Fueron dos sesiones saldadas con buena nota. El elenco desplegó a su tropa habitual para atacar los papeles más representativos, aunque con desdoble en algunos roles.
Por la tarde, los primeros espadas en el canto fueron el barítono Antonio Torres como ‘Juan Pedro’ y la soprano María Rodríguez en el papel de ‘Sagrario’. La soprano Alicia Montesquiu cantó como tiple en el papel de ‘Catalinilla’ y Jesús Ortega hizo de ‘Moniquito’.
Escena de la cómica 'Caza del viudo' en la sesión de tarde Foto: GACETA
Por la noche, la totalidad de roles principales tuvieron color solanero. José Manuel León fue ‘Juan Pedro’, Petri Casado hizo de ‘Sagrario’, María Sevilla de ‘Catalinilla’ y Luis Romero de Ávila encarnó a ‘Moniquito’. El resto de principales actuó tarde y noche, es decir, Julián García-Cervigón como ‘Carracuca’, Petra Martín-Albo como ‘Hermana Custodia’, Gregorio Uriel como ‘Don Generoso’ y Luis Miguel Serrano como ‘Hermano Micael’.
El público, que llenó a rebosar las dos funciones, aplaudió cada momento, en especial las interpretaciones de ‘El sembrador’ y ‘Las espigadoras’, sin duda las más ovacionadas. Hay que destacar el trabajo coral dirigido por Marieli Blanco y el cuerpo de baile capitaneado por el madrileño Roberto de la Cruz. María Dolores Travesedo y Luis Romero de Ávila dirigieron la ejecución artística y el maestro Luis Sánchez Romanos llevó la batuta orquestal desde el foso.