
Las tradicionales banderas bailan delante de la Virgen durante la procesión Foto: GACETA
Paulino Sánchez
Un tiempo más veraniego que otoñal acompañó el desfile procesional del final del novenario a la Virgen de Peñarroya, que cerró los actos y cultos en su honor, que se han celebrado desde el 8 de septiembre.
En la mañana del domingo se ofició la función solemne, que contó con la asistencia de alcalde y representantes de la Corporación Municipal, en concreto de los grupos socialista y popular, junto al Capitán y la Junta Directiva de la hermandad de la Patrona, además de cofradías, hermandades y numerosos fieles, oficiando y pronunciando la homilía el párroco de Santa Catalina, Benjamín Rey.
Por la noche salía de la parroquia el desfile procesional, que abría la cruz alzada y el estandarte de viaje, al que seguía la banda de la Agrupación Musical de San Sebastián, así como la representación de cofradías y hermandades de la localidad.
Mujeres con mantilla delante de la Patrona al comienzo de la procesión Foto: GACETA
Los abanderados de la Virgen, en número de nueve banderas, fueron bailándolas a lo largo de todo el itinerario, continuando el desfile con las directivas de las cofradías de la Virgen de Peñarroya, con su Capitán, Alejandro Ruiz-Orejón, y presidenta Gloria Uriel, así como las directivas de las cofradías de Argamasilla de Alba y de la Virgen de las Viñas de Tomelloso, y mujeres y niñas con mantilla española.
La Virgen era escoltada por los alabarderos y marchaba en su carroza procesional con el manto blanco y la corona imperial, adornada con numerosas flores blancas. Detrás marchan los sacerdotes de las parroquias solaneras y el párroco de Argamasilla de Alba, así como concejales de los grupos socialista y popular del Ayuntamiento, encabezados por los alcaldes de La Solana, Luis Díaz Cacho, y de Argamasilla de Alba, Pedro Ángel Jiménez.
Cuando la carroza de la Virgen llegó a la altura del Convento de las Monjas Dominicas la Banda Municipal de Música de La Solana, que cerraba el desfile, interpretó el Ave María, mientras las religiosas rezaban a la Patrona desde el interior de las celosías de su clausura.
Ya en la Plaza Mayor se pronunció la última homilía del novenario, a cargo del párroco de Santa Catalina, quien leyó unos párrafos del Papa Francisco alusivos a la Virgen. Una vez que la imagen fue introducida en la iglesia se entonó la salve y posteriormente el himno, acompañando la Banda Municipal y dando los últimos vivas el Capitán de este año.