
Panorámica de la plaza en el momento del encuentro Foto: GACETA
Paulino Sánchez
La Semana Santa de La Solana se cerró en la mañana del Domingo de Resurrección con el Encuentro de Jesús Resucitado con la Virgen de los Campanillos en la Plaza Mayor, seguido por la procesión callejera. Pero las características de esta celebración vienen de la mano de dos elementos tradicionales: los caramelos y los pasodobles, ya que la Junta de Cofradías se encarga de organizar el desfile y lanza a los aires miles de caramelos como demostración de la alegría por la llegada de la Resurrección.
Esa lluvia dulce se inicia cuando las dos imágenes, el Resucitado y la Virgen de la Alegría, se encuentran en el centro de la Plaza Mayor tras realizar ambas una carrera desde diversos ángulos, sonando al mismo tiempo el Himno Nacional. Seguidamente se inicia el recorrido en el que participa la Banda Municipal de Música, que en vez de las tradicionales marchas procesionales interpreta pasodobles en todo el recorrido, sin que cese la lluvia de caramelos.

La gente se agolpa cuando se ven el Resucitado y la Virgen de la Alegría Foto: GACETA
Tanto pasodobles como caramelos son dos tradiciones de La Solana, aunque los dulces antes eran de elaboración artesanal y se denominaban “aleluyas”, mientras que la denominación de la Virgen de los Campanillos viene dado por el acompañamiento que hacían los niños y gañanes con los collares de campanillos de las antiguas yuntas de mulas, nombre tradicional que se ha mantenido a lo largo de los años.
Numeroso público participó en el desfile procesional en una mañana soleada y casi veraniega, al igual que el resto de los días de la Semana Santa solanera.