
El presidente arropó al cuerpo técnico saliente en la sala de trofeos de La Moheda Foto: GACETA
Aurelio Maroto
“Una rueda de prensa que nunca hubiera deseado dar”. Así arrancó el presidente del CF La Solana su comparecencia para despedir a Luismi. Fue en el corazón del club, la sala de trofeos de La Moheda. Pablo Díaz-Malaguilla quería así escenificar una honrosa salida para el entrenador que nunca quiso echar, ni siquiera en el último momento. “Es una situación difícil para mí porque Luismi no se merecía ser destituido”. Allí estaba el interesado, Luis Miguel Rodríguez, y al lado su preparador físico, Antonio Gª de Mateos. Detrás, fuera de cámara, Dani Soria, su ayudante, tan discreto como lo ha sido toda la temporada.
Primero habló el presidente, que agradeció la ilusión, el esfuerzo y el trabajo del entrenador salmantino en este año de trabajo. “Ha dejado patente cómo debe ser un profesional”. “Se merece más oportunidades porque es un entrenador válido para afrontar cualquier proyecto”. Entiende la marcha de Antonio Gª de Mateos, hombre de la casa. “Es una decisión coherente. Me es difícil encontrar alguien más comprometido que él con el CF La Solana”. ‘También se acordó de Dani Soria “por la experiencia que ha aportado”.
A preguntas de los periodistas, Pablo Díaz-Malaguilla reveló que no quería cesar a Luismi, pero que acató la decisión mayoritaria de su directiva. Y cargó seriamente contra la plantilla. “No sé si los jugadores han hecho una apuesta, pero las apuestas pueden salir bien o mal, y puede que no te salgan gratis”. ¿Amenaza? Más bien suena a andanada de enfado monumental. “Ya tienen lo que querían y está el campo para demostrar que el problema era Luismi”. Visiblemente molesto, dijo que se puede ganar o perder, pero no dar la imagen de los últimos partidos, “eso va en las ganas de defender una camiseta, un objetivo y lo que otros hacen para tú puedas jugar al fútbol”.
No oculta que conocía las rencillas de algunos jugadores con el míster, pero confiaba en que la cercanía del sueño de ascender pesaría más. No ha sido así. “Cuando se fue Sancho hablé con el vestuario y de ahí salió que todos estaban comprometidos a luchar al máximo. No lo han demostrado”.

Luismi, visiblemente emocionado durante su despedida Foto: GACETA
Lo primero que hizo Luismi fue agradecer las palabras del presiente. “El apoyo de la directiva ha sido total desde el primer día, he trabajado muy a gusto”. “Sólo tengo palabras de gratitud hacia ellos y hacia la afición”. Fue entonces cuando se derrumbó. “Estuve aquí como jugador y siempre lo llevo a La Solana en el corazón. Me emociono porque el fútbol para mí es un sentimiento y me duele cuando no salen las cosas”. –dijo entre lágrimas-. “Que Antonio se vaya con Dani y conmigo dice mucho la clase de persona que es” –añadió-.
Reconoció que el equipo “iba en caída libre” y por eso entiende su caída. “Cuando no llegan los resultados es normal que te cesen”. Y tampoco ocultó la falta de feeling con el plantel. “Para ascender necesitaba el apoyo del vestuario y no lo he tenido”. Dice no entender el por qué, “no creo que haya hecho mal a nadie ni he faltado al respeto a ningún futbolista”.
En ese instante se le preguntó si se sentía traicionado por algunos futbolistas. Su respuesta fue contundente. “Sí, es una palabra que resume porque nos hemos entregado y en el momento clave de la temporada el vestuario me ha dado la espalda”. Recuerda que el mensaje es el mismo que en agosto: mucho trabajo y mucha profesionalidad. “Hay jugadores que no lo han entendido, o a lo mejor yo me he explicado mal”.
No escondió que haya cometido errores y el bajo rendimiento de algunos fichajes. “Los refuerzos de fuera los he traído yo, y algunos han dado más nivel y otros menos; eso es culpa mía, está claro”. Pero sigue pensando que este equipo puede seguir luchando por el ascenso. “Espero que con mi marcha podamos lograr el objetivo”, concluyó.