La Solana rescató un punto in-extremis en un partido malo y embarullado                                                                        Foto: GACETA

         Aurelio Maroto

La Solana: Aless, Diego Sevilla, Manuel, Dani, Josema, Josué, Mini, Almarcha, Naranjo, Edu Corrales y Babu. En la segunda parte salieron José Mari, Candelas, Edu Jiménez y Juande.

At. Jareño: Josema, Chin, Pino, Kike, Miguel, Javi, Héctor, Anto, Peli, Emilio y Dani. En la reanudación salieron Judi, Cholilla, Carlos, Diego y Gali.

Árbitro: Cacho Torres.

Incidencias: Unos 300 espectadores en La Moheda. Minuto de silencio en memoria de José Serrano ‘Pepe’, cuidador del césped recientemente fallecido. Los jugadores amarillos lucieron brazaletes negros.

Comentario: El At. Jareño estuvo a punto de incendiar La Moheda. Hurgó en la herida de un equipo en plena depresión y menos mal que emergió Dani para amortiguar la hemorragia cuando el partido expiraba. Su gol rescató un punto in-extremis, pero no ocultó las miserias de un equipo sin alma, lastrado por una caída anímica y futbolística que vaya usted a saber qué explicación tiene.

            Luismi lo achaca a un problema mental, pero es difícil bendecir ese argumento en un equipo que hace sólo tres semanas había borrando del mapa al líder, At. Ibañés. De repente, se funden los plomos contra el At. Puertollano y el capitán, Sancho, se baja del barco. El Valdepeñas pasa por encima y el At. Jareño, con muy poquito, está a punto de poner el descabello. Al término del encuentro, el entrenador admitió el mal partido de los suyos, pero se mostró seguro de que la tormenta pasará y el equipo volverá a ser el que era.

            La crónica del empate de este domingo se resume fácil. La Solana no estuvo, el Jareño se conformó y el empate acabó siendo la mejor noticia para los amarillos. Luismi improvisó con Babu en la zona de creación, y Josema repitió como central en lugar del insustituible Juli, aunque volvía Diego Sevilla. Josué recibió la responsabilidad como medio centro defensivo, pero le viene grande el timón. Almarcha se esforzó en intentar hacer el trabajo de ambos, sin demasiado éxito.

 

Un rival conformista

Los problemas llegaron pronto. En el minuto 14 la defensa se come un balón largo, Aless reacciona tarde y mal, y Anto hace el 0-1. Murmullo en la grada y más nervios todavía. El equipo no se soltaba, no había rupturas arriba, los extremos apenas participaban, sobre todo Edu Corrales, y sólo Dani se descolgaba sin legañas por su costado. En esa mediocridad general, el único que brilló algo fue Babu, que navegó feliz en su proverbial anarquía, básicamente porque sólo él intentó cosas diferentes. Suya fue la mejor ocasión en el minuto 34, con un disparo intencionado que rozó el larguero de Josema. Lo demás fueron melees en el área y algún cabezazo flojo, pero sin sensación clara de peligro. Menos mal que el At. Jareño, del que se esperaba mucho más, dimitió de seguir apretando con el 0-1. Ese conformismo acabaría costándole caro.

Con más brío

            La Solana salió con más brío en la segunda parte. En el minuto 4 llegó la ocasión más clara, pero Naranjo la pegó mordida delante de Josema. Ya estaba lesionado y bastante hizo con buscar ese balón. Se retiró acto seguido con un pinchazo en el abductor. Sin tamaña referencia arriba, el equipo volvió a perder el control. También se lesionó Edu Corrales, sustituido por el chaval José Mari. A falta de manejo, Luismi tiró del juvenil Candelas en busca de descaro. Eran momentos de gran nerviosismo y múltiples reproches entre los propios jugadores, algunos subidos de tono ante una afición que no daba crédito al desbarajuste. La tragedia se mascó en el minuto 80 con un penalti cometido por Diego Sevilla. Pero Cholilla tuvo clemencia y estrelló el balón en el travesaño.

            Fue la jugada que volvió a enchufar a La Solana y a la afición, leal a pesar de los pesares. En esas llegó la falta, el zapatazo de Babu, el despeje de Josema y el gatillo salvador de Dani. Un gol que, en parte, esquivó el iceberg del Titanic.