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Josema

Josema, el día de su presentación                                                                  Foto: GACETA

             Aurelio Maroto

            Josema vuelve a sentir el gusano de un partido de competición. Cayó lesionado cuando mejor estaba. Esa tarde del 17 de septiembre había impartido magisterio contra el Daimiel (4-1), guiando la primera victoria amarilla. Notó molestias en la rodilla y le diagnosticaron un esguince en el ligamento lateral interno. Lesión latosa que le ha mantenido cincuenta días KO. El domingo, por fin, reapareció.

            Es paradójico que su ausencia haya coincidido con la mejor racha del equipo, que había acumulado 7 victorias seguidas antes de viajar a Miguelturra, y que haya vuelto el día de la primera derrota. Pura coincidencia. La Solana perdió porque el Miguelturreño leyó mejor el partido y porque faltó capacidad de reacción. “A raíz del penalti nos quedamos fríos y con el 2-0 nada más comenzar la segunda parte ya fue muy difícil”, dijo en declaraciones a Radio Horizonte. Augura que el Miguelturreño no será un convidado de piedra en el banquete por el ascenso. “Es un buen equipo, con buenos jugadores y estará arriba”, aunque lamenta no haber aprovechado la ocasión. “Era el día para dar un puñetazo en la mesa”.

            El joven centrocampista solanero, 22 años, llegó como refuerzo estrella y todos esperan mucho de él. Formado en el Albacete Balompié y con experiencia en 3ª División con el Manzanares, no se esconde cuando le preguntan por los objetivos. “Quiero ascender, para eso he venido, no voy a mentir”.

            Y está convencido de que hay mimbres. “Tenemos una plantilla muy competitiva y un ambiente perfecto en el vestuario”. Dos virtudes que, unidas, suelen ser un arma de destrucción masiva. En efecto, este año hay más competencia para hacerse un hueco. El arsenal de Luismi es grande, en cantidad y calidad. La recuperación de Josema y la llegada de Naranjo son los dos grandes ‘fichajes’ de noviembre para apuntalar un plantel realmente poderoso. “Naranjo va a ayudarnos mucho, nos viene de lujo”. Pero insiste en el segundo valor, la unión de la tropa. “Todos vamos a una, nos llevamos genial, no hay reproches y así da gusto entrenar”. Por lo demás, vive feliz. “Me siento muy bien en La Moheda, con tu gente, todos me trata genial”.

            La derrota del domingo es un frenazo, pero Josema lo ve consustancial al planeta fútbol. “No se puede ganar siempre y algún día teníamos que perder”. No le da mayor importancia. Sabe que es una carrera de fondo. Eso sí, el domingo hay que volver a arrancar el turbo. “Si ganamos al Villamalea volveremos a estar ahí”.

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