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La ciudad

Padre Domingo entrevista

El padre Domingo durante su entrevista en Radio Horizonte                                                                                                   Foto: GACETA

         Paulino S谩nchez

El misionero Javeriano Padre Domingo Jim茅nez ha vuelto a visitar su pueblo natal, que recuerda con mucho cari帽o pese a que lleva fuera del mismo unos sesenta a帽os. De ellos, 32 los ha pasado como misionero en Sierra Leona, aunque ahora, a sus 78 a帽os, sigue ejerciendo su ministerio sacerdotal en Murcia, donde los javerianos atienden como capellanes a varias parroquias.

En esa comunidad javeriana de Murcia hay cuatro religiosos que realizan un trabajo apost贸lico como capellanes de varios institutos religiosos, adem谩s de dar charlas de animaci贸n y ofreciendo su colaboraci贸n a las comunidades que lo solicitan. En una entrevista concedida a Radio Horizonte, destac贸 la petici贸n que le realizan los denominados 鈥楰ikos鈥, una comunidad que, a veces, solicitan a los javerianos ayuda para misas, 鈥渁lgunos s谩bados hasta tres eucarist铆as鈥.

Pero el padre Domingo no puede dejar de recordar su permanencia de m谩s de tres d茅cadas en Sierra Leona, una misi贸n que tuvo que dejar por problemas de salud, pero que siempre est谩 en su mente, como lo est谩n todos los feligreses con los que ha convivido durante tantos a帽os. Record贸 las carencias que viven en ese pa铆s africano, que si bien es rico por sus yacimientos de diamantes, no lo es para sus habitantes, que tienen muchas carencias y viven en crisis constante, sobre todo en la alimentaci贸n.

Al respecto, se帽alaba que la alimentaci贸n habitual para los adultos es una taza de arroz al d铆a, mientras que para los m谩s peque帽os la alimentaci贸n es s贸lo media taza. Pese a esas carencias, a帽ad铆a, comparten lo poco que hay con los que menos tienen. 鈥淎ll铆 se vive tranquilamente, aunque sobrevivan con enormes carencias, no les falta la alegr铆a鈥.

Entre las muchas vivencias que recuerda el Padre Domingo de Sierra Leona, se encuentra la vivida en una poblaci贸n conocida como Fadugu. All铆 lleg贸 a decir misa en una nave ante doscientas personas. Pero al preguntar cu谩ntos eran cristianos, s贸lo uno levant贸 la mano.

Su trabajo en aquella comunidad se ver铆a compensado con el paso del tiempo, con dos centenares de bautizados, por lo que se consolid贸 con una potente comunidad, para la que hizo una nueva iglesia y un sal贸n de reuniones.

El misionero solanero enfatiza la fe con la que viven en esos pa铆ses y esas caras de felicidad pese a los pocos bienes materiales con los que cuentan.

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