El sacerdote se sintió a gusto con "su" virgen en La Solana   Foto: GACETA

Gabriel Jaime

El párroco Matías Rubio reconoció que ha sido un privilegio predicar en el novenario a la Virgen de Peñarroya. El sacerdote, natural de Argamasilla de Alba, enfatizó en la advocación que mantienen los dos pueblos hermanos ante la patrona, destacando la figura de la madre y del “Chatillo”.

Fue una experiencia que mezcló “un sentimiento de gozo y también una sensación extraña porque estás con tu virgen en otro pueblo distinto”, según argumentó a la prensa local. El religioso aseguró qua ha vivido un momento muy especial, indicando que participar en el novenario “ha sido el mayor privilegio por compartir la misma fe que los solaneros en una misma imagen”.

Rubio señaló que se sintió algo nervioso el primer día, “pero sabía que la Virgen de Peñarroya me daría fuerzas y la claridad suficiente en las explicaciones”, aclaró. En esa primera jornada, también le ocurrió algo curioso en el momento de interpretar el Himno a la patrona, reconociendo que casi arranca con el de origen argamasillero.

Durante el novenario, habló de la virgen madre y de cómo las dos localidades que comparten la patrona se convierten en “hermanos porque son hijos de la misma madre”, destacando también la imagen de la virgen con el niño para referirse al “Chatillo”. Finalmente recordó cómo dos pueblos tan distintos “uno de la orden de Santiago y otro de la orden de San Juan, en una época muy distinta asumen a una misma patrona”, indicando que la virgen de Peñarroya tuvo hasta diecisiete cofradías de distintas localidades, si bien sólo Argamasilla de Alba y La Solana mantienen la advocación.

El párroco aseguró que la devoción es muy parecida en ambas localidades, aunque destacó la gran participación de fieles solaneros en el novenario “es algo encantador como cada barrio prepara la ceremonia”, indicando que “es muy original este novenario para que cada barrio se acerque y haga su homenaje a la madre”.