El grupo anfitrión abrió el festival junto con los más pequeños      Foto: GACETA

Gabriel Jaime

El XXIV Festival Nacional de Folklore organizado por la Agrupación Folklórica “Rosa del Azafrán” contó con una variada muestra de bailes típicos de la región. El conjunto anfitrión y los grupos “Cristo de la Vera Cruz de Mora de Toledo y “Nuestra Señora de la Merced” de Herencia, protagonizaron una animada velada en la Plaza Mayor.

El cartel de la presente edición de este evento cultural que llega a las puertas de sus Bodas de Plata, ha tenido como protagonistas a colectivos folklóricos de Castilla la Mancha. Ha sido complicado contar con la presencia de grupos más alejados de la geografía regional, según indicaron fuentes de la organización a la prensa local. La presidenta de la Agrupación Folklórica “Rosa del Azafrán” de La Solana, Toni Del Olmo, y la secretaria, Mari Carmen Salcedo, hablaron del buen momento que atraviesa la entidad, habiendo llegado nuevos músicos de bandurria y laúd, además de la incorporación del instrumento tradicional del caldero, como novedad.

El festival comenzó con la actuación de la Escuela de Folklore “Rosa del Azafrán”, la cantera del grupo organizador, que interpretó cinco piezas sobre el escenario. Seguidamente intervinieron los mayores bailando “Rondeñas madrileñas”, “Jota pasada”, “Manchegas”, “Jota de la Rosa del Azafrán” y “Jota de La Solana”.

Los otros dos grupos invitados actuarían por primera vez en la localidad, destacando que esta cita cultural cumpla casi un cuarto de siglo promocionando el folklore y las costumbres populares. Ambas formaciones vinieron mermadas de componentes, según aseguraron, indicando que muchos se encontraban de vacaciones.

El grupo “Cristo de la Vera Cruz” de Mora de Toledo ejecutó piezas representativas del folklore manchego como seguidillas, fandangos y gañaneras, mientras que los herencianos de “Nuestra Señora de la Merced” interpretaron jotas de labranza y de gala.

La Plaza Mayor albergó esta actividad que fue seguida por numerosas personas que llenaban las butacas y los veladores de los establecimientos hosteleros.