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-CF contra el Toledo

        Aurelio Maroto

     Madalin la metió por el ojo de una aguja y endulza la Semana de Pasión para el CF La Solana, que tendrá Jueves Santo y Domingo de Resurrección dos estaciones de penitencia más: Cazalegas y Conquense. Casi nada. De momento, la ‘pequeña’ Moheda fue talismán de nuevo para seguir ahuyentando fantasmas y los amarillos se vestirán de nazarenos con el capirucho abierto. Su fútbol es reconocible y Manolo Alfaro ha reconstruido la nave amarilla desde abajo. Son seis partidos consecutivos sin perder, de los cuales tres victorias y, ojo, solo dos goles en contra, uno de ellos en propia meta.

       Es normal que la afición despidiera a los suyos con gritos de Solana, Solana y entre una salva de aplausos. Su equipo acababa de despachar a un Toledo que en su pecado lleva la penitencia, su particular vía crucis pasional. Su entrenador hizo un máster de justificación al término del partido ante los micrófonos de la prensa. Insistió en que su equipo había sido mejor, que había hecho un gran partido y que solo la mala suerte, y el árbitro, les habían privado de un mejor resultado. Ni rastro de autocrítica, nada de méritos del rival y, por supuesto, grueso calibre contra la labor arbitral. Es decir, manual de autoprotección ante la terca realidad de los resultados.

        Esa visión del partido, como mínimo peculiar, choca de bruces contra lo vivido en el anexo amarillo. Fue un partido igualado, sí, con momentos de mayor posesión visitante y apenas quince minutos de agobio real –los últimos- en la portería del debutante Ismael Falcón, que sacó un par de buenas manoplas. Pero las mejores ocasiones en juego dinámico las firmó La Solana, mientras que el Toledo generaba esa sensación en envíos al área, casi siempre fruto de saques de esquina o faltas laterales.

-Venturini Toledo

 

                       Venturini dio una clase de cómo defender                  Foto: GACETA

       Manolo Alfaro calcó el once del día de Villarrubia. Otra vez confió en Maxi Laso como apoyo de Josemi en la zona ancha y dejó en el banco a Ali Radjel. Para pólvora arriba ya tiene a Tete Vacas, intocable como titular, y a un Madalin que está viendo puerta con facilidad. Con todo, salió mejor el Toledo, un punto más enérgico en los balones divididos y más veloz en los apoyos. La Solana aguantó bien ese empuje, con Álex Jiménez como escudo protector en el pivote y una gran disciplina táctica en defensa, donde Venturini volvió a reinar en el corte. Precisamente el central argentino tuvo la mejor ocasión solanera al filo del descanso tras un cabezazo que rozó el palo derecho de Yelco Ramos. En realidad, no hubo más ocasiones realmente claras por parte de ninguno de los dos equipos en el resto del primer tiempo, más allá de golpeos a las áreas en busca de remates, sin éxito.            

 

        Volvió a salir mejor el Toledo en la reanudación, aunque con el mismo guion que cuarenta y cinco minutos antes. El sistema defensivo de Alfaro, con tres centrales de enorme solvencia como Juli Cacho, Dani Jódar y el citado Venturini, los apoyos por banda de un Samu en franco crecimiento y de un Petrhus empeñado en no añorar al lesionado Tati Maldonado, más la polivalencia de Álex Jiménez en las ayudas, está dando pingües resultados. Esa solidez atrás permite aguardar con paciencia la dentellada arriba. Tete estuvo a punto de marcar con un disparo rebotado que se paseó por todo el travesaño de Yelco. Casi acto seguido, Madalin le pegó mordida dentro del área en otra ocasión franca. Mientras, la respuesta visitante era, naturalmente, a balón parado. Una falta botada por Rodri rozó el travesaño y los toledanos pidieron penalti de forma insistente por presunta mano dentro del área en el córner siguiente.

-Madalin

 

                Madalin firmó un gran gol y fue un incordio constante para la defensa toledana         Foto: GACETA 

       Poco después llegó el gol. Madalin comió la tostada a Ramón, esta vez por el costado zurdo, y casi sin ángulo la coló por el palo corto. Era el minuto 67 y aún quedaba media hora de partido, porque hubo siete de descuento. Fue un querer y no poder visitante, con Gavilán como único activo realmente peligroso de los verdes, pero con la puntería en las nubes que salpicaban la ‘pequeña’ Moheda, como demostró en dos disparos en idéntico lugar y de idéntica factura. La Solana aguantó bien las envestidas y no perdió de vista la proyección a la contra, sobre todo cuando Alfaro dio entrada a Galego y después a Ali.

       Finalmente, los tres puntos se quedaron en casa. Es oro puro porque lanzan a La Solana hasta los 29 puntos, de los cuales 15 en lo que llevamos de segunda vuelta (8 partidos). Al término del choque, y más allá de los lamentos inconsolables del técnico visitante, Manolo Alfaro se mostraba feliz por la victoria. Parecía lógico que suspendiera el entreno que había programado para este mismo domingo, como así hizo, aunque advertía de que la situación sigue siendo incómoda en la tabla. La igualdad es tremenda y el precipicio sigue demasiado cerca. Toca remar más. Mucho más.

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