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Carlos Gómez en una rueda de presna reciente                                                                                                                        Foto: GACETA

           Aurelio Maroto

            Carlos Gómez Luján (Albacete, 1985) habla deprisa y piensa despacio. O eso trasmite. El joven entrenador llegó junto a Enrique Sevilla una fría noche de noviembre. Era un completo desconocido, pero gustó la música que traía. Horas después estaba entrenando a un equipo deprimido y en fase de ahogo deportivo. Pesaba mucho la clasificación y la figura de Manolo Sancho, uno de los héroes del último ascenso. Casi medio año más tarde… misión cumplida. El próximo sábado se sentará en el banquillo con los deberes hechos. Y traerá a su pequeño Lucas con una camiseta amarilla. Se siente agradecido y, de paso, sabe que su éxito al mando del banquillo de La Moheda puede ser una llave para abrir puertas. Las que legítimamente busca cualquier entrenador. En una entrevista concedida a la emisora municipal Radio Horizonte, ha buceado en su experiencia defendiendo el escudo de la cruz santiaguista.

Redefinir la idea de juego

Llegó a un vestuario que no conocía de nada y en seguida comenzó a valorar virtudes y defectos. Abundaban ambas cosas. “Intentamos redefinir el plan de juego, tal vez menos atractivo de lo que el espectador quería, pero acorde al perfil de los jugadores que teníamos”. “Esa idea de juego fue calando, sobre todo cuando los resultados aparecieron”. Llegó Didier a un equipo sin laterales puros, Juan Manuel Mazzocchi a una delantera donde Miguel Fuentes navegaba solo, y Marius para reforzar una portería con la espada de Damocles a cuesta.

Más competencia, a la que se unieron el despegue de Monreal bajo palos, la eclosión del mejor David Sevilla o el matrimonio definitivo de Fuentes con el gol. Por no hablar del altísimo nivel de los centrales, incluido un insospechado Saavedra, la jerarquía de Pirri o el aporte esencial de grandes obreros como Almarcha. Por citar sólo algunos…

El punto de inflexión

Con todo, aquel gol de David Sevilla en Quintanar del Rey (1-2) en tiempo de descuento marcó el inicio de una racha tan magnífica como sorprendente. Veintidós puntos en diez partidos. Una permanencia en sí misma. Pero el míster recuerda que pudo ser antes en Albacete (2-2) o contra el Toledo en La Moheda (2-3), cuando se desperdiciaron sendas ventajas de dos goles. Algo se veía venir, el equipo se merecía despegar y lo hizo justo a tiempo. “Siempre dije que estábamos cuatro o cinco equipos muy parejos, pero que viendo competir a unos y otros éramos mejores”.

Carlos Gómez tampoco da con la tecla del gol

El peor momento

            Carlos Gómez y Enrique Sevilla han memorizado el trayecto Albacete-La Solana hasta la extenuación. No hay curva ni mojón que no conozcan. Muchos viajes, a menudo con el equipo colista y tras un domingo aciago. Pero afirma que los viajes más tensos fueron los últimos. “Las peores semanas han sido las últimas aunque parezca extraño, por esa presión de lo trascendente, de que no podíamos fallar después de haber remado tanto”.

El valor del grupo

En repetidas veces elogió la capacidad de sacrificio de sus futbolistas. “Los veo trabajar y me gusta lo que veo”, decía un domingo tras otro. “Hemos destacado por ser un equipo muy parejo, capaz de responder a las bajas por lesiones o sanciones, que nos han penalizado mucho al estar obligados a ser muy intensos”. “Hemos ido redescubriendo a jugadores, necesitábamos tiempo para conocernos y he terminado encantado con el grupo. No puedo decir nada malo de ellos”.

¿Qué has aprendido en La Solana?

            No oculta que La Moheda le ha enseñado mucho. “Nuestro aprendizaje ha sido tremendo”. “Veníamos acostumbrados a gestionar jugadores que vivían en exclusiva para entrenar y competir y hemos tenido que entender esa conciliación de la vida personal con la deportiva, con sus vidas personales y sus problemas cotidianos”. “El domingo, por ejemplo, Gabi [Sancho] tuvo que vérselas con Belencoso y Megías después de 36 horas de guardia como policía”. “Tiene muchísimo valor lo que han logrado”.

“El Athletic Club de la categoría”

            En Socuéllamos había 6 jugadores solaneros en el once titular, y 3 más en el banquillo. Ha sido lo habitual durante todo el campeonato y el míster sabe bien que se trata de una auténtica rareza. “Es imposible encontrar otro equipo en Tercera División con tantos jugadores locales. No lo hay”. “Son jugadores que nunca se dejarán ir cuando las cosas van mal”. La gran pregunta es cómo crecer manteniendo ese crisol. He ahí el reverso de la moneda. “Es un gran activo del club y hay que intentar no perderlo, pero hay que buscar fórmulas porque la clave no es reemplazarlos por otros, sino dotarles de herramientas para que se comporten como profesionales”. “La Solana es el Athletic de Bilbao de la categoría”.

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Carlos Gómez elogia el impagable apoyo de la afición                                                                                                              Foto: GACETA 

¿Continuar?

La prudencia llega cuando le preguntamos por la posibilidad de renovar. “Estamos tremendamente agradecidos por el trato recibido, por la oportunidad que nos brindaron y por cómo nos hemos sentido”. “Por respeto al club nos sentaremos a hablar si la directiva quiere”. Sin embargo, no quiere engañar a nadie y, caso de seguir, sería con más mimbres para coser el cesto. “Somos entrenadores jóvenes que queremos mejorar y liderar proyectos un poco más ambiciosos; si La Solana está en esa línea habrá más puntos de encuentro”.

            De momento, asegura que sólo tiene ojos para su actual club, aunque no niega cantos de sirena. “Cuando nos ha llegado algo lo hemos aparcado, aunque no son cosas concretas”. “En este mundo del fútbol se habla demasiado y no le hemos dado valor”. “Primero decidiremos qué hacemos con La Solana y sólo después atenderemos otras opciones”.

Modernizar y profesionalizar

            “La Solana es un buen modelo y las posibilidades son tremendas”, sentencia. Un buen estadio, una directiva honesta y una afición única. Cree que todo pasa por “estructurar mejor, modernizar y profesionalizar un poco más el club, dotándolo de más herramientas”. “Eso va unido a una mayor inversión en todo, tanto para cuerpo técnico como para tener mejores jugadores, que considera compatible con mantener una base de la casa. “La directiva tiene buena disposición y también está aprendiendo”. “Yendo todos de la mano se mejorará seguro”.

            De momento, queda el último partido de liga. Será este sábado contra el Almagro en La Moheda (18 h). “Me llevaré a mi niño, le pondré una camiseta de La Solana y me haré una foto. Ha crecido su primer año de vida en La Moheda”.

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