Logo WhatsappLogo InstagramLogo TwitterLogo Facebook

La ciudad

Sancho y Josema pugnan con un jugador socuellamino - copia

Sancho y Josema pugnan con un jugador socuellamino                                                                                     Foto: GACETA

           Aurelio Maroto

            Pocas veces La Moheda explota de júbilo después de un empate, pero la escasez hace que los dedos parezcan huéspedes. La Solana arañó un punto ante el líder que, de acuerdo a la situación, sabe a oro. A la situación y también al adversario que había enfrente, un señor equipo que se fajó, mas fue incapaz de superar los obstáculos en su camino, empezando por la densa niebla, siguiendo por el maltrecho estado de la hierba y, fundamentalmente, por la receta de partido que firmaron los amarillos, inmensos durante los noventa y tantos minutos de juego.

            El Socuéllamos salió mejor. Essomba se echó a su equipo a las espaldas y coordinó el manejo del balón con soltura. La Solana aguardaba agazapada, expectante. La afición cuchicheaba ante la ausencia de Crístofer en el once. Decisión técnica de Carlos Gómez, que dio su primera lección táctica habida cuenta de la dificultad del partido. Quería un partido largo y feo, máxime sin Pirri disponible por una sobrecarga. Por eso añadió a Josema y a Juan Santos al entramado defensivo, al que también acudían Javi Grillo y Almarcha. El resultado es que el líder combinaba en horizontal y se estrellaba en una pared cada vez que Belencoso o Mejías tiraban desmarques.

            La cuestión aguantar en la guarida y esperar el momento de lanzarse a la yugular. Para lograrlo, La Solana se encomendó a la fantasía del hombre al que siempre se espera: David Sevilla. El canterano dibujó dos pases imposibles, primero a Mini y más tarde a Miguel Fuentes para dejarles solos ante Luis Arellano. Otra vez, se les apagó la luz en el momento de agarrar la presa en forma de gol. Y van…

            Pero ambas acciones ablandaron la solidez azulona. Los visitantes se sintieron vulnerables y comenzaron a dudar. El partido se equilibró. Su escasa presencia arriba se limitó a varios líos en el área, casi siempre merced a los potentes brazos de Zurdo en las prolongaciones de banda y a una ocasión de Belencoso que desbarató un seguro Monreal.

Los presidentes de ambos equipos Jordi López y Patricio Peinado vieron juntos el partido en el palco de La Moheda - copia

Los dos presidentes, Jordi López y Patricio Peinado, viendo el partido desde el palco de La Moheda                                         Foto: GACETA         

   La Solana había terminado indemne el primer tiempo y la hinchada sentía que podía haber premio, incluso el gordo. La reanudación comenzó con otra ganga para Fuentes, una vez más abortada por Arellano. Es terrible ver cómo el ariete amarillo abre espacios, se pelea con el mundo entero y genera ocasiones por doquier, sin éxito.

            Poco a poco, el Socuéllamos volvió a adueñarse de la situación. Mario Simón movió el banquillo, metiendo más madera con Parada y Borja, más tarde Di Lorenzo. Pero La Solana aguantaba. Sancho y Juli dieron una clase de cómo se defiende desde el eje. Didier, que debutaba en La Moheda, mantuvo a raya a su par. Mini al suyo. Y el derroche físico en la zona de creación fue brutal.

            El tiempo pasaba y La Solana no se descomponía. Gómez oxigenó al equipo cambiando cromos arriba, Crístofer por Fuentes. Después en medio, Vicente y Raúl Delgado por Mini y David Sevilla, exhaustos. La Moheda apretaba en otra demostración, una más, de lealtad. ¡Solana, Solana! coreaba la grada sin cesar. El partido expiraba y allí estaba Monreal para desviar un chut envenenado. Fue el canto de cisne de un Socuéllamos rendido a las circunstancias. El partido murió con una presunta mano dentro del área local. Panduro obvió las protestas y poco después mandó cerrar el partido, y el año, en el santuario amarillo.

La Solana, a la espera de recuperar piezas clave (Diego Sevilla, Lander, Manuel, Pirri…), dio por bueno el empate y pasará la Navidad con mejor color de cara. Hay mendrugos que el indigente come con fruición. Tal es el caso. Tal es la necesidad.

 

Scroll to top

Usamos cookies para mejorar su experiencia en nuestra web. Más información en: Guía de uso de las cookies.

  Acepto el uso de las cookies en este sitio.