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A mujeres Pilar Izquierdo

La doctora Pilar Izquierdo ejerció su profesión durante diez meses en diferentes cruceros              Foto: GACETA

Gabriel Jaime

La médico de urgencias solanera Pilar Izquierdo fue la protagonista en el último café-coloquio de la Asociación de Mujeres. Tras pasar diez meses ejerciendo su profesión en diferentes cruceros, narró algunos de los múltiples episodios laborales vividos dentro de un barco. Una experiencia distinta y muy enriquecedora, según argumentó, además de explicar las diferencias de trabajar en un hospital.

“Ser médico en un barco es muy complicado porque estás sólo, tienes que tomar decisiones rápidas y eso no es fácil”. La doctora indicó que a bordo suele haber entre dos y tres médicos que trabajan turnos de 24 horas y descansan otras 24, “pero si hay una emergencia, hay que estar en todo caso”, recalcó. En un hospital, siempre hay más gente y los compañeros pueden asesorar o emitir una segunda opinión, señaló. Izquierdo indicó que se trabaja mucho en alta mar y que los horarios son muy intensos, “pero también hay mucho compañerismo a bordo y al final tus compañeros son como de la familia”.

Aunque son viajes de placer, los pasajeros también se ponen enfermos en vacaciones. “yo ya he visto de todo, infartos, fracturas, traumatismos craneoencefálicos, cólicos nefríticos, tres paradas cardiacas…”. Por eso, recomendó encarecidamente hacerse un seguro médico antes de embarcar. “Si te pasa algo en el barco, lo tienes que pagar inmediatamente y como tengas que ir al servicio de urgencias, son 500 dólares como mínimo”. La doctora indicó que los precios no se parecen en nada a los españoles, y que se puede cobrar unos 300 dólares por un simple electro.

El peor trance vivido fue cuando recogieron una patera con 17 inmigrantes que viajaban desde Cuba hasta Estados Unidos. “Fue horroroso, aquella gente había pasado veintidós días en el mar”. Visiblemente emocionada, recuerda que trabajó treinta y seis horas seguidas y que al final del crucero “todo el mundo pudo salir andando por su propio pié”. Uno de ellos le dijo “es usted la mejor doctora que he tenido en toda mi vida”, algo que le emocionó y que ahora revive con cariño y con dolor a la vez.

Y por supuesto, también hay un hueco para lo más común: los típicos mareos. “Siempre tenemos un cajetín repleto de pastillas para el mareo”. En todo caso, también habló de otra ‘patología’ muy habitual en los cruceros “hay mucha gente que se pasa con las comidas y se dan muchos casos de empachos”.

La charla fue seguida por numerosas afiliadas que se dieron cita en la sede de la Asociación de Mujeres. Las socias también pudieron inscribirse en las próximas actividades del colectivo como la comida de Navidad y un viaje a Albacete.

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