Vistoso cuadro de La Escalera con las tablas de multiplicar Foto: GACETA
Aurelio Maroto
La 35ª Semana de la Zarzuela mantiene su denominación tradicional por razones de marca, pero este año ha aumentado su actividad a tres fines de semana. Una adaptación lógica a los tiempos, del mismo modo que la Feria de Santiago y Santa Ana no siempre se inaugura el día 24 de julio. Además, el prólogo y el epílogo a esta edición lo pone La rosa del azafrán, añadiendo hasta tres funciones en total.
El preludio de la obra manchega y solanera por excelencia volvió a sonar este sábado, 13 de octubre, y por partida doble, a cargo de la Compañía Lírica ‘Maestro Andrés Uriel’ de la ACAZ, en estrecha colaboración con Musiarte Producciones. Ambas con el auditorio Tomás Barrera rozando el lleno.
José Manuel León y Petri Casado en el dúo de Juan Pedro y Sagrario durante la sesión de noche Foto: GACETA
Por la tarde fue el turno de los profesionales en los dos roles principales. El papel de Juan Pedro lo interpretó, una vez más, el barítono barcelonés Marco Moncloa, y el de Sagrario lo atacó la soprano toledana Hevila Cerdeña. Por la noche fue el turno de dos solistas solaneros, en concreto José Manuel León, interpretando al Ayudaor, y Petri Casado al Ama. La tercera partitura en nivel de protagonismo, la de Catalinilla, la abordó la solanera María Sevilla en ambas funciones.
Un importante esfuerzo, compartido por el resto de personajes principales de la zarzuela de Guerrero y Romero. Fueron los casos de Luis Romero de Ávila y Julián García-Cervigón, esa ‘eterna pareja’ que desde 1988 encarnan a Moniquito y Carracuca, amén de Gregorio Uriel, otro clásico, en el papel de Don Generoso, o Petra Martín-Albo, ya afianzada como la casamentera Custodia.
Don Generoso arengando a su 'ejército' carlista Foto: GACETA
Pero la compañía de la ACAZ, muy cambiada en los últimos años a nivel de coros, mantiene a varios personajes secundarios con los mismos intérpretes de casi siempre. Por ejemplo, Luis Miguel Serrano como Hermano Micael, Julián Romero de Ávila haciendo de Miguel o Regino Velacoracho en el peculiar papel del Ciego limosnero.
El coro de hombres bajó a cantar la 'ronda' al patio de butacas Foto: GACETA
Merece destacar al cuerpo de baile, dirigido por Roberto de la Cruz, junto al trabajo siempre impagable de Marieli Blanco al mando de los coros y también como corista en escena. Un trabajo técnico y escénico al que se une la coordinación artística de Luis Romero de Ávila y María Dolores Travesedo, así como la labor de Ana Lagar como regidora. Sin olvidar la iluminación dirigida por Nacho Ortiz y Pepe Simón. Al frente de la orquesta, por enésima vez, el valenciano Luis Sánchez Romanos.